
El caso de Darren Aronofsky es diferente. En esta edición parte con muy pocas opciones de levantar la estatuilla por Cisne Negro, y no porque el film no tenga calidad, que parece que está gustando mucho, sino porque su final no está a la altura del resto del metraje.

Primera nominación también para el siguiente de los nominados, Tom Hooper. Bien, lo primero que sorprende de este director es su horrenda nariz, pero el lector estará de acuerdo en que aquí hablamos de cine y no de los rasgos físicos de los protagonistas.

¿Tenía yo razón o no? Bueno, el señor Hooper es el segundo favorito a la estatuilla, puesto que su película, El discurso del rey, está subiendo como la espuma en las apuestas. Tan es así que algunos se atreven a verla como ganadora, aunque yo me niego a pensar que esto sea cierto. Este inglés llega a los Oscars con una corta filmografía en cine (es éste su segundo largometraje), pero dilatada experiecia en televisión, como la prestigiosa serie John Adams.
El discurso del rey es una película histórica, muy bien ambientada e interpretada, y con una realización muy sobria. Un buen trabajo, que no obstante, y a mi juicio, está llevándose demasiadas alabanzas. La historia de cómo Jorge VI consigue superar sus problemas de tartamudez con la ayuda de un profesor con métodos poco ortodoxos, no dejaría de ser un interesante telefilm de no ser por el trabajo de sus dos extraordinarios actores principales, Colin Firth y Geoffrey Rush. Veremos si los académicos se dejan fascinar por los planos con gran angular que abundan en la cinta.
Otro de los nominados con una corta filmografía es David O. Russell, que opta al galardón por The Fighter. Es su primera nominación a estos premios y desde ya aseguramos que sus opciones de subir al escenario del Kodak Theatre son nulas.

Director solvente y visualmente interesante, sus películas no han terminado de cuajar en taquilla, y es con seguridad The Fighter la cinta que mayores alabanzas está recibiendo de las que ha rodado. La historia de dos hermanos, uno boxeador en ciernes que quiere ser alguien, y su hermano, adicto al crack que un día fue un mediocre púgil, es un buen entretenimiento, pero la realidad es que tampoco cuenta nada que no se haya visto mil veces en una pantalla de cine.
Por último, y desde luego no por ello menos importantes, están los hermanos Coen, que últimamente empiezan a ser asiduos a esto de pasearse por la alfombra roja. Se sabe que ambos producen, escriben y dirigen, si bien Joel aparecía como director y Ethan como productor. Con Valor de ley han vuelto a despertar el interés de la Academia, si bien en 2008 fueron los absolutos triunfadores de la gala con No es país para viejos, y mucho me temo que aún está demasiado cerca aquella ceremonia como para que estos dos hermanos vuelvan a llenar sus vitrinas.

Y si estos seis son los elegidos para competir por la estatuilla dorada, no quiero terminar este artículo sin referirme al gran ausente, Christopher Nolan. Su Origen a pesar de ser una película entretenida, muy trabajada y desde luego, nada desdeñable, no deja de ser una película de acción contada de una manera distinta. Muchos quisieron ver una obra de arte, el súmum del cine, pero la realidad es que es tan entretenida como vacía. La dirección es estupenda, y seguro que Nolan tarde o temprano acabará arrasando en una ceremonia, pero para eso tendrá que esperar. Quién sabe, tal vez su Batman 3 pueda darle la gloria que tanto ansía, aunque una peli de superhéroes siempre será un handicap a la hora de optar a un Oscar. Y a lo mejor, el hombre o mujer designado para dar el premio a la mejor película lee mal el sobre y dice Origen. Todo puede pasar en los Oscars.
Dani Medina
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