La película francesa The artist, de Michel Hazanavicius, y la estadounidense Los descendientes, de Alexander Payne, se alzaron ayer como triunfadoras en los apartados de comedia/musical y drama, respectivamente, en la ceremonia de entrega de los Globos de Oro celebrada en el hotel Beverly Hilton de Los Angeles, premios que suponen el punto de inflexión definitivo hacia la carrera por el Oscar.
The artist fue el filme que más galardones acumuló, un total de tres (mejor comedia/musical, actor en comedia/musical, para Jean Dujardin, y banda sonora), mientras que el drama Los descendientes fue distinguido como la mejor película del año en su género y su protagonista, George Clooney, como el más destacado actor dramático de la temporada.
De este modo, ambos filmes (que además contaban con nominaciones importantes que no fructificaron en las categorías de dirección, guión y actriz de reparto) se perfilan como los dos máximos favoritos a repartirse los Oscar más preciados en la gala que tendrá lugar el próximo 26 de febrero, la más elevada distinción que el séptimo arte concede a sus criaturas.
El pulso, pues, entre las dos máximas aspirantes al premio de la Academia de Hollywood se mantiene ya que, hasta el día de hoy, los premios de la crítica americana y los recientes Critic's Choice Awards habían dibujado un panorama muy parejo entre ambas producciones. The artist fue elegida como mejor película y director por el Círculo de Críticos de Nueva York y los Critic's, mientras que la Asociación de Los Angeles dio preferencia al filme de Payne.
El resto de los Globos cinematográficos se repartieron del siguiente modo: el premio al mejor realizador recayó en el veterano Martin Scorsese por la película infantil y homenaje al cine La invención de Hugo; Meryl Streep (alias Margaret Thatcher) triunfó como mejor actriz dramática por La dama de hierro, mientras que en comedia/musical lo hizo Michelle Williams por otro biopic, esta vez sobre Marilyn Monroe, My week with Marilyn.
Los actores de reparto distinguidos fueron la afroamericana Octavia Spencer (un premio representativo como homenaje a todo el reverenciado cast de Criadas y señoras), y el veterano Christopher Plummer, eterno secundario del cine americano e intérprete muy querido, que vio recompensado su trabajo en Beginners.
Por último, Woody Allen se llevó el Globo de Oro al mejor guión por Midnight in Paris (el segundo de su carrera en esta categoría y que, por supuesto, no estaba allí para recoger); la iraní Nader y Simin, una separación, cumplió los pronósticos y venció como mejor película extranjera; Las aventuras de Tintín se impuso a Rango como mejor filme animado y, finalmente, Madonna se llevó a casa el galardón a la mejor canción (titulada Masterpiece) por su segundo trabajo como directora, W.E.
En una gala sosa, aburrida y con un Ricky Gervais menos ácido e inspirado que el año anterior (no se sabe si por imposición propia o ajena), los Globos de Oro, otorgados por la Asociación de la Prensa Extranjera (HFPA), nos han dejado varias reflexiones sobre el estado en el que se halla la carrera de premios estadounidenses. La principal es que el respaldo a The artist se ha hecho oficial y, si hubiera que pronosticar el ganador del Oscar ahora mismo, las apuestas mayoritarias se dirigirían con seguridad hacia este filme.
Un hecho que no deja de ser sorprendente, pues nadie podía imaginar que una película francesa (quizá la cinematografía más antagónica respecto al cine de Hollywood), rodada en blanco y negro y muda (aunque no por completo) pudiera situarse como frontrunner indiscutible en la lucha por los premios más prestigiosos del cine.
La curiosidad ante esta circunstancia inusual queda satisfecha al ver el filme. Estamos ante un homenaje al cine, y no al más primigenio (como parece haber hecho, por otro lado, Scorsese en Hugo), sino ante un tributo al cine americano. Sus referencias a películas mudas y sonoras, así como a sus actores más reconocibles, son numerosas; alterna géneros (desde la comedia al drama y el musical) para ofrecer todos los estados de ánimo posibles, su acabado formal es cuidado y elegante y su carácter optimista y complaciente.
Un proyecto que parecía albergar una rareza al alcance de pocos paladares esconde un producto muy premiable, clásico, de incuestionable gusto para los académicos. Mientras, Los descendientes tiene, por su lado, un perfil indie (atribuido a todos los trabajos de Alexander Payne) que le supone un respaldo de la crítica, pero no tanto de público, y su carácter contemporáneo la sitúa en un segundo plano si hacemos caso a los antecedentes y al carácter tradicional de los votantes.
Todos los detalles de la lucha por el Oscar serán ampliados y analizados a partir del próximo 24 de enero cuando se oficialicen las nominaciones. Sigan atentos a Fuera de Campo.
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