Director: Menahem Golan
Año: 1980
País: Estados Unidos/Israel
Actores: Catherine Mary Stewart, George Gilmour y Grace Kennedy
Género: Musical oligofrénico y ubergay
Argumento: En un futuro distópico, concretamente en 1994, además de imbécil, la humanidad se ha vuelto homosexual en su totalidad, y danza al ritmo mongolizante de un nuevo estilo musical conocido como BIM, cuyos impulsores, gracias al éxito obtenido, han escalado en la sociedad hasta el punto de tomar el control de la misma y regir con sus canciones el destino del mundo.
Por qué hay que verla después de morir: Es un musical hortera y filogay dirigido por Menahem Golan, cofundador de la productora cinematográfica Cannon, lo que ya debería suponer un motivo más que de sobra para concederle un visionado. Pero si a ello le sumamos una completa ineptidud a la hora de dotar de ritmo a cualquiera de los vergonzosos números musicales; diversas alegorías religiosas metidas con calzador y un desenlace que viola al sentido común, el resultado es una turbadora experiencia que te deja con la boca abierta a cada segundo. La cara de gilipollas que se te queda no se te va a borrar en semanas.
Por qué hay que verla después de morir: Es un musical hortera y filogay dirigido por Menahem Golan, cofundador de la productora cinematográfica Cannon, lo que ya debería suponer un motivo más que de sobra para concederle un visionado. Pero si a ello le sumamos una completa ineptidud a la hora de dotar de ritmo a cualquiera de los vergonzosos números musicales; diversas alegorías religiosas metidas con calzador y un desenlace que viola al sentido común, el resultado es una turbadora experiencia que te deja con la boca abierta a cada segundo. La cara de gilipollas que se te queda no se te va a borrar en semanas.
Alicientes:
-Coreografías esperpénticas con decenas de fantoches travestidos sin atractivo ni ritmo alguno
-Pelucas de colores, laca, purpurina, tachuelas, cuero y maquillaje, mucho maquillaje
-Una alarmante falta de coherencia musical, con repentinos cambios estilísticos que arruinan por completo las canciones
-Temas sin gancho, sin estilo y sin ritmo, con letras de lo más pueril
-Vergüenza ajena elevada a su máxima potencia
-Dirigida por Menahem Golan, cofundador de la Cannon, productora famosa por impulsar las carreras de Van Damme o Chuck Norris
-Estética locaza ubergay
-Críticas al totalitarismo y a la industria musical
-Metáforas religiosas sobre el judaismo
-Una trama amorosa sin pies ni cabeza ni brazos ni tronco.
-Una resistencia integrada por hippies
-Una ridícula pegatina con forma de triángulo, que todos los habitantes del futuro se ponen en la cara para identificarse como seguidores del BIM.
-La secuencia sexual, donde el protagonista se cepilla a una mujer a ritmo de BIM en una orgía de carácter psicodélico.
-La hora del BIM, un momento del día en el que todos los ciudadanos están obligados a ejercitarse bailando este género musical y que nos regala momentos de ¿humor?, como unos bomberos que dejan de apagar un incendio para ponerse a bailar, o unas monjas que danzan con el hábito puesto.
-El abracadabrante y único final, donde la trama queda resuelta de una de las formas más rastreras imaginables y que es mejor no desvelar.
Nivel de descojonación (de 1 a 5): * * * * *
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