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viernes, 11 de mayo de 2012

La 32ª Liga del Madrid



El miércoles pasado el Real Madrid se proclamaba matemáticamente cmapeón de su 32ª Liga, a falta de dos jornadas para la conclusión del campeonato. Rozando los 100 puntos y con 117 goles a favor es un equipo que ha batido todos los récords y que ha superado a uno de los mejores equipos de todos los tiempos, el Barça de Pep Guardiola.

La pregunta es, ¿será recordado? El club blanco vive bajo la sombra de su entrenador, José Mouronho, quien acapara todas las portadas día tras día, haga  no haga, diga o no diga. Los que leen habitualmente este blog sabrán que aquí no somos especialmente seguidores del técnico portugués. No nos gustan ni sus formas, ni su estilo de juego.

Para bien o para mal, este equipo tiene el sello inconfundible de su entrenador. A lo que me refiero es que, pese a haber ganado con absoluta solvencia esta Liga, y habiendo vencido al Barça en el Camp Nou, la forma de jugar del Madrid no está a la altura de ese club. Muchos dirán (la mayoría de los madridistas), que lo importante son los títulos. Pues bien, si en el Madrid llenar la vitrina es tan necesario como que baje el número de parados en nuestro país, el cómo se consigue ese título también importa.

Mourinho juega como siempre, es fiel a su estilo. Equipos rápidos, fuertes físicamente, perfectos para el contragolpe y letales en tres toques. Con figuras de la talla de un inmenso Cristiano Ronaldo, Higuaín o Benzema, sin duda esto está cubierto. ¿Pero hay realmente un partido en estas 37 jornadas que podamos decir que ha sido memorable? Quizá el más divertido fue el del Valencia en el Bernabéu, donde se empató a cero. Pero no hay ninguno en el que el equipo merengue deslumbrara con su forma de jugar.


El partido del Camp Nou se ganó esperando atrás y, aunque fue superior a los culés, no podemos decir que "dominó" el partido. Es por eso para la próxima temporada, Mourinho debiera apostar por una mayor posesión de balón y por más centrocampismo. Xabi Alonso no basta por sí mismo. ¿Por qué no se ha confiado en gente como Granero o Sahin (elegido mejor jugador de la Bundesliga la pasada temporada) para llevar al equipo? ¿Por qué Mourinho apuesta más por gente con talento muy escaso como Khedira? ¿Y qué decir de Coentrao? El portugués, uno de los "Mendes Boys", ha jugado de lateral izquierdo, derecho, como mediocentro, de interior por la derecha... Y no ha hecho nada bien. Lo que recuerda la gente son sus pifias en las semifinales de la Champions contra el Bayern en la ida, y aquella foto en la que se le veía con un pitillo en las manos.

Y si el cómo se gana ha dejado mucho que desear en mi humilde opinión, qué decir de las formas. Que cuando se gana un título en San Mamés (primer equipo que no es el Athletic que lo hace) se celebre con un corte de mangas a un rival es lamentable. Me es indiferente que Javi Martínez llamara "hijo de puta" a Cristiano primero, pues él mismo se retrató diciendo eso. Pero el escudo del Madrid son mucho más que victorias, y hay que dignificar y honrar la camiseta que se lleva, que en este caso pesa mucho.Con este tipo de comportamientos barriobajeros, lo único que consigue Cristiano es que los aficionados rivales le odien e insulten aún más, en vez de aplaudir al superlativo juagdor de fútbo que es.


Puede que lo mejor de la temporada haya sido que Mourinho ha estado más tranquilo de lo normal. Empezó desbarrando con aquel dedo en el ojo del que será el nuevo entrenador del Barcelona en sustitución de Guardiola, Tito Vilanova, pero por lo general ha habido menos incendios. Quizás se deba a esa patética decisión de que hablara Karanka, su segundo, en vez de salir él ante los periodistas. Se dice, se rumores, que Mou tomó esta decisión después de que algunos miembros de la plantilla, como Casillas, Ramos o Alonso (los españoles) decidieran no seguirle en las consignas de criticar al árbitro y desviar la atención cuando el resultado no les favorecía. Sus jugadores le han dado una lección a su entrenador. El Madrid no se queja de los árbitros, igual que cuando gana no se acuerda de ellos. Esa estrategia es de equipos pequeños incapaces de reconocer sus errores. Como digo, algunos deben aprender aún la filosofía dle club en el que están, marcada por el respeto hacia el adversario, la humildad y la educación.


Los valores, esos que alguien como Casillas ha ineriorizado y que dignifica ese escudo allá donde va. Porque al capitán sí le importa el Marid. Para Mou sólo es una estación de paso hacia donde sea que dirija sus objetivos. Para el portugués es su séptima liga, poco importa dónde o cómo la haya ganado. Pero el Madrid es otra cosa, y merece mucho más de lo que Mourinho le ha dado. Esperemos que cambie.

Dani Medina

viernes, 9 de marzo de 2012

De "diablos rojos" a monjas de la caridad

Anoche en Old Trafford se vivió algo muy especial. Era una de esas noches futboleras en las que sabes que algo grande puede suceder, y así fue. Habían pasado más de 50 años desde que Manchester United y Athletic de Bilbao se habían enfrentado en competiciones europeas. Ya era hora de volver a vivir aquello.

Mientras el ManU se ha convertido en un equipo todopoderoso, con uno de los grandes presupuestos mundiales más elevados; con superestrellas que valen y cobran una fortuna; con un entrenador como Alex Ferguson que lleva casi treinta años en ese banquillo y han ganado todo lo ganable, el Athletic ha tenido que reinventarse año a año. Limitado por su filosofía histórica, los leones han tenido que pescar en País Vasco y alrededores, y sobre todo, mimar y cuidar su cantera, para confeccionar una plantilla competitiva año a año. Junto con Madrid y Barça es el único equipo que no ha bajado a Segunda División, lo que da cuenta del mérito de los rojiblancos, pues su presupuesto es nulo en comparación con éstos.



La llegada de Josu Urrutia supuso un cambio traumático en el club. Y es que Urrutia apostó por el argentino Marcelo Bielsa para entrenar al equipo, en sustitución de Joaquín Caparrós. Es decir, una filosofía completamente distinta. El juego directo, físico y de contragolpe que ha marcado la historia del Athletic, se veía "amenazado" por un entrenador al que le gusta el trato del balón, la posesión, el juego de ataque y alegre. No es de extrañar que Guardiola quisiera ficharlo para el Barcelona, cuando iba como director deportivo en la candidatura de Lluis Bassat.

Como todo comienzo, Bielsa lo pasó mal en los primeros partidos de la temporada. Los jugadores aún no se habían hecho a su filosofía, y en San Mamés se echaba de menos al práctico Joaquín Caparrós. Pero l0s resultados llegaron y el Athletic, sin hacer tampoco una campaña espectacular en cuanto a resultados, sí destacaba por su juego. Actualmente es quinto a un punto de Europa, pero es que la Liga del cuarto al antepenúltimo se mueve en una hoequilla de 11 puntos en la que dos victorias te acercan a Europa y dos derrotas te hunden en la tabla.

Con estas mimbres, y tras llegar a la final de Copa del Rey en la que se enfrenatará al Barça el 25 de mayo en el Vicente Calderón (decidirlo ha sido peor que un parto), llegaban los octavos de final de la Europa League, la antigua UEFA, cada vez más atractiva y emocionante. Si además, equipos tan poderosos como los dos de Manchester caían en Champions y tenían que jugar en la "hermana pequeña", el atractivo de la competición subía muchos enteros.


En Old Trafford había 8.000 aficionados rojiblancos, que no dudaron en acompañar a su equipo. Y los jugadores no les defraudaron. Desde el primer minuto los de Bielsa dejaron bien claro al segundo de la Premier, que no habían venido a ver Old Trafford de excursión, habían venido a ganar y a competir. El Manchester salió al campo como dormido, o esperando un rival más cómodo. Con el escudo no se gana. No obstante, fue Rooney quien hizo el primer gol del partido, tras un rechace de Gorka a un disparo del Chicharito Hernández.

Pero el Athletic, lejos de venirse abajo ante semejante rival y en ese estadio, siguió a lo suyo: a mantener el balón, a tocar, a triangular. El Manchester United se limitaba a correr tras el balón. El empate llegó al filo del descanso cuando Susaeta colgó un balón desde la banda derecha para que Llorente lo rematara de cabeza. Imparable para De Gea, que evito un escándalo para los suyos.

La segunda parte fue un recital de los vascos, que humillaron y dieron una lección de fútbol a los "diablos rojos". Hubo momentos en que parecía un rondo de entrenamiento de la cantidad de veces que tocaban el balón, y no un partido de la máxima exigencia. Si encima tus seguidores gritan tanto que parece que juegas en tu casa, es imposible no venirse arriba. El segundo gol del Athletic, fue una jugada de combinación perfecta donde hasta cuatro juagadores tocan el balón al borde del área, culminado con un pase magistral de Muniain (llamado a ser una estrella en esto del fútbol), que De Marcos remata, todo hay que decirlo, ligeramente adelantado. El gol no era justo, pero el resultado sí.



El ManU, completamente superado, vio como su Teatro de los Sueños se convertía en el Teatro de las Pesadillas. En el 89, esta vez Muniain, que merecía el gol, llegó a un rechace e hizo el tercero, entre otras cosas, porque la defensa de los ingleses se confió, o porque estaba exhausta. 1-3, y la eliminatoria estaba inmejorable. Pero los grandes, si por algo destacan, es porque su pegada y sus estrellas les permitan crear peligro aún cuando parecen moribundos. El United se encontró con un penalti ya en el tiempo añadido. San José toca el balón con la mano y el árbitro señaló la pena máxima, que Rooney no falló. 2-3.


A pesar de que la eliminatoria está más abierta de lo que merecía, el Athletic puede irse orgulloso a casa. Porque la lección de fútbol que Bielsa le dio ayer a un cariacontecido Ferguson se recordará para siempre, pase lo que pase en la vuelta. Jugando así, los rojiblancos no deberían preocuparse. Por cierto, si Guardiola no renueva, el Barça debería mirar a Bilbao para sustituirle, aunque eso es otra historia. La historia la hizo ayer el Athletic, donde convirtió a unos diablos rojos en monjas de la caridad.  

Dani Medina

domingo, 14 de agosto de 2011

Vuelve el fútbol


La temporada futbolera en España se abre hoy domingo con el partido de ida de la Supercopa. Por si no habíamos tenido suficiente empacho de clásicos durante abril y mayo, Madrid y Barça vuelven a verse las caras en lo que Mourinho ha denominado el "trofeo más importante del verano". No le falta razón al portugués. Y es que ganar la Supercopa al máximo rival siempre es un aliciente, y el que pierda ya llevará una losa durante la temporada. Pero es cierto que no deja de ser un título de pretemporada que al ganador satisface porque mete un trofeo más en la vitrina y el perdedor se consuela con aquella coletilla de "es un título menor".

Estos dos encuentros de Supercopa servirán para ver cómo llegan al inicio de la Liga los dos equipos llamados a repartirse de nuevo todos los torneos, en un monopolio apasionante para sus respectivas aficiones e insufrible para los seguidores de los 18 equipos restanes. A priori, parece que los blancos llegan con mejores sensaciones después de haber ganado todos sus encuentros de pretemporada. El único problema es que esos partidos se han ganado a equipos chinos de baja estofa y algún equipo americano que sufriría en la Segunda española. Resumiendo: imposible saber cómo jugará el Madrid contra un equipo de verdad, como es este Barcelona de Guardiola. Al parecer, los culés llegan flojos en lo físico, pero su juego será el de siempre, lo que significa que tendrán el balón y el Madrid se limitará  a verlos jugar. O no. Porque lo que muchos aficionados merengues esperan, es que Mou haya aprendido de sus errores y juegue al Barça de otra manera, menos defensiva y victimista y más alegre y ofensiva.

Será un buen día para ver a la nueva estrella azulgrana, Alexis Sánches, jugador que viene de triunfar en el Udinese y que ha sido uno de los culebrones del verano. Se han pagado 34 millones más 6 variables por objetivos por un chico que ya es el niño mimado de Guardiola. Dicen que tiene gol, desborde y velocidad. Que el ataque barcelonista mejorará mucho con él. Esta temporada lo descubriremos. Mientras tanto, Cesc hace las maletas rumbo a la Ciudad Condal para ser presentado mañana lunes. El hijo pródigo vueleve a casa, eso sí, después de desembolsar 40 millones de euros. Sin embargo, puede que el nuevo ídolo del Camp Nou ya esté en casa: se espera mucho de Thiago Alcántara.

El Madrid, ya bajo la batuta absoluta de Mou en todas las parcelas del club, se ha reforzado bien sin hacer grandes dispendios como en otras épocas. El fichaje más emocionante es el de Sahin, mediocentro alemán de origen turco que junto a Xabi Alonso deberá llevar la batuta del equipo. Por desgracia, hoy no podremos verlo debido a la lesión que se produjo en Estados Unidos durante la pretemporada. Mourinho espera tenerlo de vuelta para la segunda jornada.

Los que ya están listos son el joven Callejón y sobre todo, el que parece "el favorito del profe", Fabio Coentrao. Rápido, buen regateador y jugador de banda que puede jugar en varias posiciones, justo como quería el técnico portugués. ¿Y Messi y Cristiano? Me temo que estos dos van a acaparar de nuevo tantos titulares durante los próximos nueve meses, que mejor descansar de ellos por ahora. Lo importante es que vuelve el fútbol (si la huelga de los jugadores no lo impide), y aquí lo contaremos en Fuera de Campo.

Dani Medina







miércoles, 25 de mayo de 2011

Los jugadores juegan donde quieren. Y si les bajas la cláusula, seguro

Ríos de tinta está generando el anuncio de Sergio "Kun" Agüero de su intención de abandonar el Atlético de Madrid este verano. La mayoría de la afición anda indignada, pues ven cómo su gran estrella, su "jugador franquicia" decide hacer las maletas en busca de títulos y estabilidad. No obstante, es imposible que esto haya cogido por sorpresa al seguidor de fútbol, y más si sus colores son los rojiblancos. Desde principios de año, varios medios de comunicación ya sostenían que el Kun saldría en junio del Atleti, y no se han equivocado. Una tragedia para un club necesitado de jugadores que marquen la diferencia, y que en apenas una semana se ha despedido de su entrenador, Quique Sánchez Flores; de Agüero; y muy probablemente tenga que decir adiós a su portero De Gea y a su otra figura inernacional, Diego Forlán.



Ante las insistentes preguntas de los periodistas sobre la salida del argentino, a lo largo del año el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, repetía una y otra vez "los jugadores juegan donde quieren". Muy cierto, es difícil que un futbolista que desea y pide expresamente marcharse no lo consiga, pues si se queda la situación puede tensarse hasta extremos insospechados, y la mayoría de los clubes acaba cediendo para no quedarse con una patata caliente durante la temporada. Pero Cerezo, muy hábil a la hora de echar balones fuera, manipula la verdad. Y es que cuando se renovó a Agüero el año pasado, se le rebajó la cláusula de rescisión de 60 a 45 millones de euros. ¿Por qué si tienes a un jugador que está a gusto, que es tu emblema, que se ha convertido en estrella le rebajas la cláusula, poniéndoselo fácil al resto de equipos? Pues sencillo, porque tenían intención de verderlo.

El Kun ha sido muy querido por la afición, ha sido el mejor pagado de la plantilla con una ficha que rondaba los 6 millones de euros y auque esta temporada no ha levantado ningún título, sí lo hizo la pasada con la Europa League y la Supercopa de Europa. ¿Por qué, entonces, quiere marcharse el Kun? Pues porque después de cinco temporadas ve que su progresión en el equipo colchonero no da para más. Ve cómo el club en que juega se conforma, siendo el tercer equipo de España en títulos y aficionados, con quedar en una séptima posición indigna de un club de la historia del Atleti. Y sobre todo, se va, porque sus dirigentes quieren que se largue.



Es así de simple. Cerezo, presidente; y Gil Marín, consejero delegado; quieren la pasta por su traspaso y adiós muy buenas. Si no, como decía antes, no le rebajas la cláusula a tu estrella. ¿Alguien ve normal que si el Madrid renovara a Cristiano, le rebajara la cláusula de rescisión a 45 millones; o el Barça hiciera lo propio con Messi? No, porque Madrid y Barça quieren conservar a sus estrellas en busca del máximo rendimiento deportivo de sus entidades. El Atleti, por raro que pueda parecer, no. Cerezo y Gil, que se hicieron con el club de manera ilegal según el Tribunal Supremo, tienen al club como su coto privado con el que mercadear a placer y sacar toda la tajada posible con los fichajes. Por eso, en vez de hacer un equipo ganador y quedarse con aquellos jugadores que marcan diferencias y que pueden hacer ganar títulos, deciden venderlos al mejor postor y traer futblistas de medio pelo que saldrán por la puerta de atrás sin que nadie les eche de menos.

Lo fácil, es demonizar al Kun, montar la película de que es un mercenario, de que no se puede hacer nada por retenerlo. Sí que se puede: haciendo un proyecto serio, fichando bien y con perspectivas ambiciosas. Pero lo fácil es venderlo, y hacer el paripé de que "nos han pagado la cláusula y no se puede hacer nada". Lo mismo pasa con De Gea, portero criado en la cantera (aun con más valor que el Kun, pues encima es de la casa), al que van a vender al Manchester por 25 míseros millones de euros. A un chico que no tiene 20 años y que está llamado a ser el próximo portero titular de la Selección en cuanto Casillas cuelgue las botas. Pues para amansar a la afición, Gil Marín y Cerezo empiezan a intoxicar el ambiente con sus periodistas a sueldo, como Manolete, para poco menos que inocular en la afición la idea de que De Gea es una mierda de portero y que 25 millones es una pasta irrechazable. Lo peor es que más de uno, en vez de pedir la cabeza de Gil Marín y Cerezo, va y se lo cree.

Con esta perspectiva, ya me dirán qué futuro tiene el club rojiblanco para la próxima temporada. Es cierto que va a recibir una buena pasta por dos de sus estrellas, pero ya veremos cómo invierten ese dinero sus dirigentes. La afición en cualquier caso, no debería quedarse callada ante lo que es la enésima tomadura de pelo de sus dueños (¿alguien ha dicho Torres?).



Porque esa afición, no debería permitir que año tras año se juegue con sus ilusiones, que tengan que conformarse con un séptimo puesto y a seguir con la cantinela de "el pupas". Ya basta de permitir que dos señores se rían en su cara, y poco menos que haya que darles las gracias. El problema no es que el Kun quiera marcharse (con todo su derecho), sino que los que mandan no hagan nada por evitarlo, e incluslo le abaran las puertas y le pongan un lacito. Hay dos tumores que deben ser extirpados del Atlético de Madrid, son Gil Marín y Cerezo. Y cuanto antes mejor.

Dani Medina

miércoles, 4 de mayo de 2011

Balance de Clásicos

Terminada ya la vuelta de las semifinales de Champions (1-1), donde el Barcelona ha conseguido el pase para la final de Wembley, es hora de hacer una valoración de estos cuatro tensos y polémicos partidos. En primer lugar hablaremos única y exclusivamente de fútbol, y terminaremos ahondando en lo extradeportivo; con denuncias, lloriqueos y suspuestas conspiraciones.



Como ya vaticinamos en Fuera de Campo, la cosa ha acabado con el Barça como "vencedor" de este playoff. Ponemos vencedor entrecomillado porque si exceptuamos la final de Copa, que ganó el Real Madrid, en los otros tres partidos el equipo de Guardiola ha hecho su juego de siempre y ha demostrado una clara superioridad ante los de Mourinho, para mí el gran derrotado de estos 20 días. Porque lo que ha propuesto Mou sobre el campo para parar a los azulgrana ha sido un juego mezquino, ultradefensivo, en ocasiones violento, impropio de un club como el Real Madrid.

Partido de Liga (1-1): Como ya escribí, era el partido en el que ambos se iban a medir de cara al resto de encuentros, sin duda más trascendentales. El Madrid salió al campo sabiéndose subcampeón, y el Barcelona sabía que sólo una hecatombe acabaría impidiéndoles a mediados de mayo llevarse el torneo de la regularidad. El planteamiento de los blancos fue el de echarse atrás e impedir que el Barcelona pudiera mover el balón con comodidad. Los de Mou, que sin duda tenía el 5-0 de noviembre detrás de la oreja, salieron a no recibir goles. Aguantaron bien, pero es imposible que un seguidor del Madrid pudiera estar satisfecho viendo como su equipo se dedicaba a correr detrás del balón, a no dar tres pases seguidos y a rifar el balón en cuanto lo tenían. El Barcelona estuvo poco acertado en la finalización, pero hizo su partido de siempre, ataque y posesión. Albiol fue expulsado por un penalti cometido sobre Villa, y los blancos que se soltaron un poco más con diez sobre el campo, consiguieron empatar gracias a un penalti de Alves, que por cierto fue bastante dudoso. La cosa acababa en tablas, aunque la celebración de algunos madridistas de este resultado parecía que el Madrid había ganado la Liga. Pero no, sólo quedaba claro que serían subcampeones.

Final de Copa (0-1); Campeón el Madrid: Todos los expertos decían que éste era el partido en el que el Madrid podía dar la campanada. Y la dio. Toda la mordiente y pasión que le faltaron en el partido de Liga, los tuvieron en Mestalla. La primera parte fue el partido perfecto para el Madrid. Jugaron a defenderse, sí, pero presionaron mucho más arriba, descolocaron a los jugadores azulgrana y con la velocidad de Cristiano y Di María, pusieron en serios aprietos a los de Guardiola. El Madrid perdonó en este primer período en el que pudo haberse ido con dos goles a favor, pero el Barcelona, pese a verse superado, supo aguantar las embestidas del rival.



El partido fue un tormento para el árbitro, Undiano Mallenco, al que futbolistas de ambos equipos rodeaban en cuanto se cometía una falta. Tensión propia de una final con dos rivales de semenjante categoría. Tras el descanso la película cambió radicalmente y el Barça se hizo amo y señor del partido, como de costumbre. Los madridistas se echaron atrás y fue incapaz de crear peligro robando el balón demasiado atrás. Cristiano, el hombre más adelantado del Madrid, estaba más solo que la una esperando que le llegara alguna de las piedras que sus compañeros enviaban arriba cuando recuperaban la pelota. A Pedro le anularon correctamente un gol en fuera de juego que hubera sido la pena de muerte para los merengues. Pero se llegó a la prórroga. Y aunque el Barcelona tenía la posesión, les faltaba físico y velocidad, que sí tenía el Madrid. Por eso, en una contra muy bien construida por Marcelo y Di María; éste último metió un centro para que Cristiano, (por fin demostrando que también da la cara en las grandes citas), rematara de cabeza y diera el gol que hacía que el Madrid levantara un título después de tres años. No se puede olvidar, no obstante, a Casillas, que fue probablemente el mejor de su equipo y salvo al Madrid en dos ocasiones cruciales. Fiesta en Cibeles y preparar la Champions.

Semifinales de la Champions (3-1 para el Barcelona): La madre de todas las polémicas. Los partidos donde se ha hablado más de conspiraciones y de árbitros que de fútbol. El partido de ida fue el detonante de todo esto. Y es que el Madrid salió con la mentalidad de no recibir goles y conformándose con el 0-0, lo que es vergonzoso en una semifinal de Champions, y más jugando en tu casa. Pepe, el hombre del trivote jugaba como siempre al límite amedrentando a los jugadores rivales. El Barcelona vio desde el inicio como le regalaban el balón y lo agradeció. Era cuestión de tiempo que encontraran el espacio y la juagada para hacer el gol. Y llegó, pero con mucha (demasiada) polémica. Pepe fue expulsado por una fea entrada a Alves. Vuendo las imágenes, se deduce que el árbitro se equivocó expulsando al portugués, que no llega a tocar a Alves, aunque sí merecía la amarilla por juego peligroso.

Aquí, la prueba.

Con diez en el equipo local es cierto que el partido se desequilibró y Messi aprovechó la ocasión para herir de muerte al Madrid en la eliminatoria. Ahora bien, ¿es el árbitro el culpable de este resultado? Sí y no. Sí, porque se equivoca expulsando a Pepe y condiciona el resto del encuentro. No, porque el Madrid no juagaba a nada y jamás buscó la victoria. Los goles del Barcelona pudieron haber llegado igual, aunque nunca lo sabremos.

En el partido de vuelta, celebrado ayer, el Barcelona certificó de manera justa su pase a la final. El Madrid, sin Pepe ni Ramos, salió a intentar morder desde el principio. Kaká e Higuaín fueron las grandes novedades en los blancos. Los de Guardiola salían con todo, e incluso Abidal tuvo minutos después de su operación donde se le extirpó un tumor en el hígado el pasado 17 de marzo.


Los blancos necesitaban dos goles para empatar la eliminatoria y demostraron que pese a la dificultad no iban a regalar el partido. Sí, atacaron más y presionaron más arriba los primeros minutos, pero poco a poco los culés volvieron a imponer sus condiciones. No obstante, la propuesta de Mou fue más ofensiva (no le quedaba otra). El Madrid jugaba contra el tiempo y el Barcelona sólo tenía que administrar bien el resultado favorable de la ida. Pedro, a pase de Iniesta, fulminó a Casillas y devolvió a la realidad a los madridistas, que consigueron el gol de la honra tras un disparo al palo de Di María, en el que Marcelo aprovechó el rechace para hacer el insuficiente empate. El árbitro vio fuera de juego en un gol que pudo ser legal de Higuaín, que no volvió a hacer nada en toda la noche, sin duda por su baja forma tras su lesión de espalda.


Pero con gol legal o no, mal hacen los futbolistas del Madrid en quejarse de los árbitros, cuando la realidad es que han jugado mucho peor que el rival, que han renuciado al balón de manera lamentable, que Casillas rifaba la pelota cada vez que tenía que sacar de puerta, y que los lloriqueos son indignos e impropios de ese club.

Conspiraciones, árbitros, quejar y denucias: Es patético ver lo que ha hecho Mourinho con el Madrid. Le ha inculcado una filosofía de quejas y de echar balones fuera cuando se pierde, más propia de un equipo pequeño que del denominado "mejor club del siglo XX". Como ya hemos dicho, la expulsión de Pepe fue injusta, y sobre eso se escudó el entrenador portugués para tapar sus propias miserias. Y es que es inaudito que en el Bernabéu se aplauda y se jalee el juego ultradefensivo y paupérrimo del Madrid. En ese estadio la afición siempre se ha jactado de su exquisitez futbolística, pero con la llega del Rey Mou, parece que todo está permitido, incluso regalar la pelota y defenderse a la italiana. Esto a Pellegrini ni prensa (¿qué hubiese escrito Inda con semejante planteamiento el año pasado?), ni aficionados, ni su máximo detractor, Florentino Pérez hubieran tolerado.

Pero Mou no se distingue por el juego excelso y el trato exquisito al balón, así que cuando se le ficha, es lo que hay. Lo vergonzoso es que Florentino Pérez, presidente del Madrid y exponente del señorío tolera que su entrenador llore en sala de prensa, que insulte a la UEFA (por lo que será fuertemente sancionado), que ningunee al Barcelona que le ha pasado por encima en estas semifinales, y que desprestigie los títulos ganados por Guardiola en otras temporadas. Si de verdad alguien se cree semejantes chorradas, sea del equipo que sea, sencillamente no sabe de fútbol. Los árbitro se equivocan, a veces te dan y otras te quitan. Sí, es una pena que se expulsara a Pepe, pero eso no puede tapar qauién ha jugado mejor y quién merece estar en Wembley. Mou ha conseguido que Madrid y Barça rompan relaciones, que se denucien entre sí, y sobre todo, está consiguiendo que el Real Madrid esté bajo su yugo dictatorial. El Madrid hace el ridículo y parece que muy pocos lo ven. Si el presidente lo tolera, entonces es cómplice de esto.

Felicidades al Barça por la Liga y el pase a la final de Wembley, ambas cosas conseguidas de manera lícita, igual de lícito que la Copa del Rey conseguida por el Madrid. Menos lloros y más fútbol.

Dani Medina

jueves, 14 de abril de 2011

Empacho de Clásico


Tras haber pasado con nota los cuartos de final; Madrid y Barcelona se verán las caras en las semifinales de la Champions League. El problema es que en 21 días deberán enfrentarse cuatro veces, en los que prometen ser los partidos más tensos de los últimos años. Muchos pensarán, y no les faltará razón, en que los que son posiblemente los dos mejores equipos del mundo, debieran haberse encontrado en la final de Wembley. Pero el sorteo sale como sale y uno de los dos deberá apearse antes de tiempo de esta Copa de Europa.

Aficionados del fútbol, periodistas y televisiones se frotan las manos ante el espectáculo que vamos a vivir a partir de este mismo sábado. No obstante, cabría preguntarse si jugadores, entrenadores y directivos de ambos clubes piensan igual. Y es que lo bonito que puede ser pelearse con el eterno rival por una Copa del Rey, por dejar las cosas aún más claras en la Liga, y por un billete para Londres; puede dejar a uno de los dos muy tocado.

A priori, el Barcelona parte como favorito. Pese a que el Madrid está en un gran momento de forma, los culés siguen a un nivel estratosférico y fieles a su estilo de juego. El único precedente, el del pasado 29 de noviembre en el Camp Nou, no deja muy tranquilos a los blancos. Pero ya sabemos que el fútbol no es matemático y que nunca se sabe. Mourinho ha hecho un equipo a su medida, que cada vez juega mejor y al que es muy difícil hacerle gol. Ambos tienen a los dos mejore jugadores del mundo. El Barça tiene a Messi, que nunca falla, que lleva ya el récord de goles en una temporada con su equipo (48), y que baila a los defensas como si fueran conos de entrenamiento. Sencillamente, es el mejor.

Cristiano Ronaldo, que también está haciendo una gran temporada, tiene ante sí el reto de demostrar que aparece en los partidos grandes, contra equipos de categoría. Estos cuatro partidos van a ser determinantes para el luso, ya que una mala actuación puede hacer que se le empiece a mirar con recelo. No estaría de más que jugara más con sus compañeros y que redujera el número de disparos a ninguna parte que acumula a lo largo del año.

Como estos encuentros tiene cada uno su propia idiosincrasia, vamos a analizarlos uno por uno y por separado:

Liga, sábado 16 de abril: El de este sábado abre la veda de los Clásicos. Sin duda, este es el partido más intrascendente de los cuatro. Y es que tras dejarse tres puntos contra el Sporting en el Bernabéu, el Madrid le regaló la Liga al Barcelona. Los 8 puntos de distancia parecen insalvables y esto es algo que por mucho que lo nieguen, lo saben tanto Mourinho como Guardiola. Además, el calendario de los culés (Osasuna, Real Sociedad, Espanyol, Levante, Deportivo y Málaga); no parece muy propicio como para que el Madrid pueda soñar con recortar puntos.

Por contra, los blancos lo tienen bastante más crudo (Valencia, Zaragoza, Sevilla, Getafe, Villarreal y Almería); y raro será que no se dejen algún punto por el camino. El de este sábado será un buen partido para que ciertos suplentes tengan más protagonismo. Si hay algo que puede ser crucial en este encuentro, es el factor psicológico. Es decir, el que gane puede salir muy reforzado para el resto de choques, y el que pierda puede acabar con la moral por los suelos. Claro que el empate lo dejaría todo igual. Pronóstico: Empate.

Final de Copa, miércoles 20 de abril: El partido a cara o cruz y donde todo puede pasar. Si hay un encuentro para que el Madrid meta en apuros al Barcelona es éste. Mou sabe manejar este tipo de ambientes a vida o muerte. Además, la presión será brutal para ambos y quizá los merengues sepan jugar mejor en este tipo de partidos. Al Madrid le conviene hacer un fútbol que incomode a los de Guardiola, que no tengan muchos espacios y que no puedan tocar el balón como acostumbran. Es previsible que Guardiola, descontando a Puyol y Abidal, ambos convalecientes; saque su once de gala, y jamás renunciará a su estilo. Mou sin embargo tiene varias alternativas. Lo más probable, y todo el mundo parece estar de acuerdo, es que el luso saldrá de inicio con el famoso trivote, Xabi Alonso, Khedira y posiblemente Lass. Este es el sistema que Mou quiso sacar en el Camp Nou, y con el que más cómodo se siente ante equipos de toque como el Barça.

Si los de Pep mueven el balón como acostumbran el Madrid ni lo olerá, así que los blancos tendrán que aprovechar sus contragolpes y su velocidad. Por supuesto, los azulgrana son ligeramente favoritos, 60% de posibilidades de levantar el primer título del año. No obstante, el Madrid saldrá con sangre en el ojo, sabiéndose que puede ser lo único que celebrar esta temporada, y eso es un factor muy importante. Pronóstico: Gana el Madrid.

Semifinales de Champions, 27 de abril/3-4 de mayo: Como decíamos, la final anticipada. La Décima frente a la Cuarta. Sin duda, el Barcelona, en una eliminatoria a 180 minutos, tiene las de ganar. Porque entre otras cosas, el Camp Nou, con permiso del Hércules, es inexpugnable. Por eso, la única posibilidad de los madridistas pasa por hacer un buen partido en la ida, que es en el Bernabéu, y rezar por no recibir un gol en contra para poder ir a la vuelta a aguantar el chaparrón. Si los culés "mojan" en Chamartín, cosa probable, lo tendrán muy encaminado para irse a Londres. A falta de dos semana, es difícil saber cómo se plantearán estos partidos, entre otra cosas, porque la final de Copa puede ser determinante en lo anímico. Pronóstico: Pasa el Barcelona.

¿Y si uno de los dos pierde los cuatro encuentros? Bueno, en el Barcelona sería un palo duro, pero la imagen del equipo y de Pep, a pesar de la decepción, seguiría intacta. Ni afición, ni directiva los pondrán en duda. Ni cambiará la filosofía del club, ni rodarían cabezas. Muy distinto sería si esto pasa en la Casa Blanca. Mourinho vería su imagen muy desgastada. Los medios empezarían a poner en duda su calidad, y se empezaría a cuestionar su continuidad en el Real Madrid. Por extensión, la presión haría que Florentino se planteara el relevo en el banquilo ante semejante fracaso, sabiendo que su propia figura saldría muy perjudicada. Quizá no hará otra "espantá", pero muchos aficionados empezarán a cuestionar si el proyecto de Florentino es el adecuado para este club. Es decir, que como siempre, la fina línea entre la victoria y la derrota va a dirimir en estos 21 días el devenir de dos clubes en 9 meses de competición. Apasionante.

Dani Medina

viernes, 25 de marzo de 2011

Historias del Calcio

Son muy pocos los libros dedicados a ese bello deporte llamado fútbol. Las librerías le dedican un espacio muy reducido a la literatura deportiva, que en general suele estar mal vista por el gran público. La mayoría de las veces los libros que encontramos en las estanterías suelen estar dedicados a un jugador mítico, o a la historia de un club que cumple 100 años. Pero el fútbol es eso y mucho más: son historias de seres humanos que trascienden lo que pasa en un terreno de juego. Están las aficiones, las victorias, las derrotas, los momentos épicos que genera un partido en una Eurocopa o un Mundial.

Es por eso que hoy queremos hacer una sugerencia a los lectores de este blog, recomendando Historias del Calcio, no sólo un libro sobre fútbol que gustará a los fanáticos del balompié sino a cualquier aficionado a la buena literatura. Su autor es Enric González, actualmente corresponsal en Jerusalén del diario El País. Este periodista, al que también se le ha podido ver charlando con el gran Carlos Boyero sobre cine en el ya extinto y añorado Boyero y cía del Plús; consigue transmitir toda la esencia del fútbol italiano y de cómo vive un país tan peculiar y tan especial el deporte rey.

Cuenta González en el prólogo que cuando se fue a Roma de corresponsal, recibió la llamada de Santi Segurola, en ese momento Jefe de Deportes de El País, pidiéndole una columna semanal sobre el calcio. Durante tres temporadas, Enric González cumplió con su labor en la columna de los lunes llamada Historias del Calcio. Fue tal la calidad de aquellas columnas, que el autor decidió recogerlas y editarlas.

No sería justo decir que Historias del Calcio es un libro sobre fútbol italiano. Estrictamente es así, pero en él podemos comprender cómo respira el país transalpino. Desde su peculiar y estrambótico gobierno, sus escándalos de corrupción (como el Moggigate que acabó con la Juve en Segunda), las peligrosas ideologías radicales de ciertas aficiones como la del Lazio. La histórica (aunque ya menos) mala suerte del Inter; los dispendios económicos de Moratti; el cementerio de elefantes en que se ha convertido el Milan; la afición de la Roma colando una vespino en el estadio para homenajear a un hincha fallecido, Totti lanzando un penalti de cuchara para asomobro de sus compañeros de la azzurra...

Son 250 páginas que se pasan volando, primorosamente escritas, entretenidas a rabiar, y que atraerá tanto al aficionado al fútbol como a aquel que no haya visto un balón en su vida. Ojalá hubiera más libros así, sería bueno para el fútbol, para la literatura y para el periodismo. 

Dani Medina

miércoles, 23 de marzo de 2011

El derbi irlandés

Aquí, en Irlanda, su football no es nuestro fútbol. Tanto el fútbol gaélico (su football) como el hurling son dos deportes de mayor seguimiento y tradición respecto a nuestro deporte rey, con el que guardan ciertas similitudes aunque, en la medida en que ambos identifican a la cultura irlandesa, gozan de códigos propios e inconfudibles. El fútbol gaélico y el hurling se juegan entre equipos de 15 jugadores en partidos de 70 minutos. Son duros y agresivos, y el objetivo en ambos casos es meter el balón en lo que se asemeja a una portería de rugby: dos postes largos en vertical unidos por una barra horizontal bajo la que hay una portería similar a la de fútbol, protegida por un portero. Los goles valen 3 puntos, y los tantos anotados entre palos valen uno. El primero se disputa con un balón esférico que los jugadores pueden pasarse en cualquier dirección valiéndose del pie o la mano. Por su parte, el hurling, considerado mucho más hermoso, se juega con unos palos denominados hurleys, con los que se golpea un pequeño balón de cuero llamado sliotar, aunque también se permite utilizar las manos.

Pese a todo, el deporte más popular en la Isla esmeralda es el rugby. El pasado sábado tocaba vivir el duelo más esperado y a la vez temido por un irlandés. Había que medirse a Inglaterra en la última jornada del Torneo Seis Naciones. Si los ingleses vencían se adjudicaban, además del torneo, el Gran Slam (que se logra al ganar los cinco partidos en disputa). Los irlandeses, cuyas 4 provincias juegan con la misma camiseta (pese a que Irlanda del Norte pertenece al Reino Unido) y bajo el Ireland's call (la canción que interpretan al inicio), consiguieron mitigar la machada inglesa empleando su fortaleza desde el inicio. Al descanso ya aplastaban a la pérfida Albión con un contundente 17-3 y, al final del partido, el marcador se apagó con un tanteo de 24-8. Un resultado que se celebró a la altura de un título. Huelga decir que los pubs de la ciudad de Cork estaban abarrotados. Se instalaron pantallas grandes, se reforzó la decoración con motivos irlandeses (banderitas, tréboles, abalorios que pululaban tras el reciente día de San Patricio), todo envuelto en una atmósfera iluminada por cañones de color verde. Tras el acontecimiento, tocaba volver a terreno conocido. La Liga, nombre que identifica a nuestro campeonato en el extranjero (como ocurre con la Premier o el Calcio), deparaba en primer lugar un Barcelona-Getafe y, a continuación, el gran derbi madrileño: Atlético de Madrid-Real Madrid. La victoria de los azulgrana por 2-1 se cerró sin demasiados alicientes, a excepción del golazo de Dani Alves. En realidad, un servidor tenía sus miras puestas en lo que estaba por venir.


Los encuentros, seguidos desde el pub Old Oak, declarado peña barcelonista en Cork con banderas y bufandas en sus paredes, fueron televisados por Sky Sports. Los comentarios corrían a cargo de Quinton Fortune, ex del Atlético, y Marcelino Elena, ex del Mallorca, ambos viejos conocidos en la liga inglesa. Me encanta el modelo de cobertura de los partidos por parte de esta cadena. La narración la lleva a cabo un periodista y sólo en ocasiones interviene algún comentarista desde plató. El narrador aporta descripciones muy contadas y precisas de la acción, incluye pausas (recuerdo una de 5 o 6 segundos), que en nuestro país son inimaginables, y además sabe darle la emoción requerida en los momentos álgidos. Al principio, en el descanso y al final el peso lo lleva un moderador desde el estudio con los dos ex futbolistas. Sencillo y eficaz, sin florituras.


Siempre tendí a pensar que un Atlético-Real Madrid, o Real Madrid-Atlético, era la mejor disputa en toda Europa respecto a equipos de la misma ciudad (sé que un Milán-Inter está en posesión de esa distinción para la mayoría). La rivalidad histórica y el número de títulos que ambos contendientes atesoran así lo respalda. Desde niño, he vivido estos partidos como los más importantes del año, y no porque una victoria suponga salvar la temporada para los rojiblancos. Eso sólo cabe en la cabeza de los que ni entienden ni conocen lo que ha sido este club, que siempre disputaba la liga hasta el final y cuando no era primero acababa segundo. El Barça aún no había explotado.

Por el contrario, estos duelos alcanzan la altura emocional de lo puede deparar un Irlanda-Inglaterra: ganarle al maximo rival, al enemigo primigenio con el que convives a diario y que te ha agraviado en tantas ocasiones. Ello supone una satisfacción irremplazable sólo comprensible para los más apasionados por este deporte y que comparten la ensoñación que lo rodea. En nuestra juventud, que el Atleti ganara al Madrid suponía un mayor alivio ante la vuelta a clase de los lunes, cuando la mayoría madridista se veía obligada a esconder sus vaciles hasta días venideros. La rivalidad con los años se mantiene, pero el transcurrir del tiempo y las nuevas circunstancias han obligado a los atléticos a escudarse en un completo escepticismo. Me he impuesto a mí mismo no esperar nada de estos partidos, no hacerme a la idea de que esta vez será distinto. ¿Por qué debería, si las diferencias entre ambos clubes no han hecho más que aumentar progresivamente? En el fútbol cualquiera te puede ganar y tú puedes ganar a cualquiera, pero la sensación de complejo e impotencia que transmite el Atlético desde el minuto 1 de un derbi no se disipa a cada nueva temporada.


Estos partidos siguen siempre esquemas similares. El Madrid se adelanta pronto, el Atleti falla durante el resto del tiempo todo lo fallable, y los blancos llegan en una y sentencian. Eso en el mejor de los casos, porque en otras ocasiones los merengues controlan el tempo del partido de cabo a rabo y el Atleti no huele el balón. Los colchoneros apenas han podido rascar algunos empates en los últimos 12 años, y curiosamente han sido más los puntos en el Bernabéu que en el Calderón. No negaré lo evidente: para un atlético, esta situación resulta frustrante. Ni siquiera en los más recientes tiempos de bonanza (el año del doblete) el regocijo fue completo, pues se perdieron los dos derbis directos. Recuerdo perfectamente la última vez que el Atleti ganó al Madrid en liga. Lo vi en mi casa de la sierra de Madrid. Otoño de 1999. Fue el partido del sábado por la noche. Resultado: 1-3. Después del tercer gol de Hasselbaink me abracé a mi padre y mi hermano. Al día siguiente, grabé el resultado en la arena de nuestro antiguo campo de fútbol (área que alberga actualmente varios chalets unifamiliares). Un 1 grande, un guión y un 3 grande. Quizá ese gesto representa lo que supone para un atlético ganarle al eterno rival. Un día grande, que queremos plasmar en la tierra del mismo modo en que permanece alojado en la memoria, y que tarde o temprano volveremos a vivir.

lunes, 21 de marzo de 2011

Lost in London

Ayer domingo tuve la ocasión de ver el Chelsea-Manchester City, con victoria para los locales por 2-0 (David Luiz y Ramires); encuentro que a priori prometía emoción y cierto espectáculo. Por desgracia, el nombre y los presupuestos de ambos equipos no son suficientes y en 90 minutos se ha visto muy poco fútbol.

Llamaba mi atención el choque también por ver a Torres en su séptimo partido con los blues, ya que desde que debutara discretamente contra el Liverpool no había visto al madrileño con la camiseta del equipo londinense. Séptimo partido bajo las órdenes de Ancelotti y de nuevo, séptimo encuentro en el que no marca. ¿Qué le pasa a Torres? ¿Es que se le ha olvidado que su trabajo es meter goles? Nada de eso. Viendo al español sobre el campo, nos damos cuenta de la triste realidad. Y es que el Chelsea tiene una buena plantilla, un entrenador competente (aunque puede que su estilo no termine de cuajar en Inglaterra); dinero de sobra, pero le falta alguien que juegue al fútbol. Y es que el mediocampo del Chelsea es todo físico, todo músculo, pero no tienen un faro, un guía que pueda mantener el balón y asistir a los de arriba. El Chelsea de Ancelotti es todo verticalidad, velocidad, como si el balón les quemara en los pies.

Y en estas se ve Torres. Se desmarca, la pide, mete algún pase, pero en general, está completamente perdido en su zona. Ayer Ancelotti decidió que Anelka y Drogba vieran el partido en el banquillo, y le dio más protagonismo al 9. Malouda y Kalou acompañándole arriba y Lampard detrás como enganche. No obstante, el bajón de Lampard es evidente, y sus compañeros arriba no terminan de entenderle.

Me decía hace unas semanas un hincha del Chelsea al que conocí, que si no es esta temporada, Torres triunfará en la siguiente. Y es verdad, ya que calidad le sobra al ex del Atlético de Madrid. Equipo al que por cierto, el solo sujetó cuando los compañeros que le acompañaban eran un atajo de tuercebotas. Da gusto ver que los supporters del Chelsea tiene paciencia e ilusión con un jugador que ha costado 50 millones de libras y que ha sido el fichaje más caro de la Premier. ¿Son una losa psicológica para Torres ese dineral que se ha dejado Abramovich por traerlo? Es evidente que la responsabilidad es grande, y que se le piden resultados desde ya que justifiquen la inversión, pero tarde o temprano y si le llegan balones, Torres marcara y triunfara. Si fuera España ya le estarían poniendo verde ante tanta sequía goleadora. Por suerte, en Inglaterra tienen paciencia.

Dani Medina

miércoles, 9 de marzo de 2011

De turismo en Barcelona

Tenía razón Guardiola cuando dijo que Van Persie había venido a "hacer turismo" si es que no se había recuperado de su lesión. Al final el holandés jugó, pero él y el resto de sus compañeros, a excepción de Almunia; vinieron a visitar Barcelona, porque desde luego de jugar al fútbol poco.

Se dice del Arsenal, laureado y prestigioso club inglés del norte de Londres, que es una especie de aprendiz del Barça. Les gusta tener el balón, tocar, atacar y tienen especial predilección por el buen fútbol, ése del que tanto alardean, y con razón, los aficionados culés. La diferencia entre los azulgrana y los gunners, visto lo de ayer noche en el Camp Nou, sigue siendo sideral. Y es que ése es el problema de las "imitaciones": se parecen al original, pero a la hora de la verdad se rompen antes y son de peor calidad.

Ya desde el primer minuto comenzó el conjunto de Guardiola a tomar las riendas del partido, imponiendo su juego y apabullando al rival, que esperaba con la defensa muy adelantada, pero que viendo el vendaval tuvo que echarse atrás y acabó renunciando por completo al ataque. Y es que si en la ida los azulgrana fueron mejores, al menos el Arsenal hizo buenos contraataques y generó ocasiones de gol. Ayer, dudo que algún espectador recuerde de qué color iba vestido Valdés, que recogió el balón de dentro de su portería, y porque lo había metido ahí uno de sus propios compañeros, Busquets, intentando despejar de cabeza un córner.

Lo de menos fue el resultado 3-1, porque pudieron ser muchos más (para el Barça, of course). Los de Wenger salieron a verlas venir, a aguantar los noventa minutos como buenamente pudieran. Y eso que no cantaban con un héroe inesperado. Almunia salió para sustituir a un dolorido Szczesny, e hizo un partido formidable. Él solo salvó unos cuantos goles cantados, ya que su defensa acostumbró a dejarle vendido frente a las acometidas de Messi, Villa o Xavi. Caso aparte para Dani Alves, que se encontró una autopista en su banda y sin límite de 110, sin nadie que le marcara o presionara. Una tortura constante.

Wenger al parecer está que echa humo con la expulsión de Van Persie. Incluso, recogen los medios de comunicación que tras el encuentro, el entrenador francés increpó al árbitro Massimo Busacca. Tiene razón Wenger. Van Persie no debió ver una segunda amarilla por seguir una jugada y dar una patada a un balón, ya sea de manera cnsciente o inconsciente. No debió echar del campo al delantero holandés y desequilibrar tanto un partido que ya lo estaba por una superioridad aplastante de los culés. Pero no debiera Wenger escudarse en una anécdota. Porque es muy probable que hubieran perdido igual. Y porque es de recibo decir que Messi fue derribado al comienzo del partido dentro del área y que Busacca se lo comió. Es decir, que el árbitro estuvo nefasto, que se le fue el partido de las manos y que la lió.

¿Y Cesc? Pues había morbo por ver al catalán regresando a su "casa". Pasó inadvertido, como todo su equipo. Sólo se le recordó en el cambio, donde por cierto no fue precisamente aplaudido. Decepcionante actuación del capitán gunner, que desperdició una gran oportunidad de demostrar todo lo que vale. Y qué mejor escenario que el Camp Nou. Dicen que quiere volver al Barça y que el Barça quire que vuelva. El Madrid anda al acecho. En Barcelona, Cesc sería un lujo, un broche de oro, uno más. En el Bernabéu, sería una necesidad, una pieza fundamental, el referente. Pero el corazón tiene razones que la cabeza no entiende, como se suele decir.

Cesc será carne de portada en verano. Mientras tanto, el Arsenal deberá pelearle la Premier al ManU. Tiempo no les va a faltar. Y es que es lo que tiene venir de visita a Barcelona, que vienes con ilusiones y acabas viendo la Champions por la tele.

Dani Medina

viernes, 4 de marzo de 2011

Mou contra el mundo

"Que soy un tipo cojonudo" respondió José Mourinho cuando en la COPE le preguntaron que qué creía que opinaba Dios sobre él. Se le olvidó al bueno de Mou decir que probablemente Dios también piense que es un quejica de tomo y lomo. Y es que ni con un 7-0 recién endosado al Málaga el portugués es un hombre feliz. Siempre tiene alguien contra el que disparar o algún dato victimista que sacar.

Mourinho vive en un permanente estado de paranoia que le hace creer que todo lo que se mueve en el fútbol español se hace contra el Madrid, pero realmente en su interior piensa que es una conspiración contra él. Árbitros, prensa, calendario, entrenadores de equipos rivales; todo se mueve con el único fin de perjudicar a su equipo.

No diremos aquí que Mou no es un buen entrenador, pues sus títulos con otros equipos le avalan. Los trofeos quedan muy bien en el salón de casa, pero el pasado es pasado, y con el Real Madrid le toca demostrar que su sueldo estratosférico está bien pagado. La realidad es que Mou se ve a siete puntos de un Barça que no tropieza, y el fantasma de "otro año en blanco" sobrevuela su cabeza y la de Florentino Pérez. Es por eso que el luso tapa sus miserias atacando a todo lo que se mueve, intentando desviar la realidad del juego de su equipo, sobrado para arrasar al Málaga, pero paupérrimo contra el conjunto de Pep Guardiola.

Mou, que tonto no es precisamente, sabe que si acusa a Roures de favorecer al Barça colocándole los partidos más espaciados para que así tenga más días de descanso en detrimento del Madrid, algunos no sólo no se lo discutirán sino que se pondrán a repasar el calendario para comprobar si es cierto. La prensa, que igual que le critica come de su mano, alimenta horas de debates y gasta ríos de tinta analizando las palabras del técnico blanco.

Lo cierto es que el único perjudicado con estas afirmaciones demasiado victimistas (sean ciertas o no, cosa que no he comprobado, ni comprobaré); es el propio Real Madrid. Nunca en la historia de ese club se ha sostenido semejante discurso. Muy al contrario, son el resto de equipos los que siempre han señalado a los blancos como beneficiarios de ayudas de toda clase.

El miércoles Mourinho dijo que la diferencia entre él y Pellegrini, su antecesor, ahora en el Málaga, es que "cuando a mí me eche el Madrid me iré a un gran club de italia o Inglaterra, no al Málaga". No sólo llamó "cutre" a su colega, sino que se permitió meterse con un club que bastante tiene con no bajar este año a Segunda, y de paso hizo de menos a una ciudad. En la rueda de prensa tras el partido del Brnabéu ha pedido perdón a quien pudiera sentirse ofendido. "Pero yo no soy un hipócrita, y eso está mal visto" dice el portugués. Cierto, las verdades muchas veces no son toleradas. Y estoy de acuerdo en que si él se queda sin curro en la Casa Blanca, equipos importantes se echarán a sus brazos. Y la realidad es que el Málaga no podría pagar su sueldo. No obstante, Mourinho debía haberlo dicho con más tacto y no tener que pedir perdón después. Ya se sabe, somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras.

¿Y qué opina de esto el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez? Sabemos que le gusta mucho Mourinho, que pagó 16 millones de claúsula para traerlo, porque garantizaba títulos. Lo que no sabemos, ya que no suele hablar en los medios, es qué opina de que se hable más de su club por los continuos pifostios del entrenador, que de su fútbol en sí. ¿Es bueno para una institución como el Madrid que se genere semejantes antipatías allá por donde pasa? La mayoría de los madridistas dirán que sí, que si se ganan títulos todo está permitido. Cierto que el Madrid necesita abrir de nuevo las vitrinas, y más después del pastizal invertido, pero tampoco estaría de más que el entrenador supiera dónde está y lo que representa. Ha conseguido ser la primera y única figura que se expone ante los medios, con el consiguiente desgaste que ello genera, y se sabe absoluto protagonista de la actualidad deportiva. No estaría de más que los informativos y las portadas de los periódicos abrieran con noticias deportivas y no con la polémica de turno, con el insulto gratuito y con la mala leche habitual. Culpa de Mou, que no se calla cuando debe, y culpa de unos periodistas ávidos de carroña con la que llenar contenidos. ¿Y si se hubiera pasado ampliamente de la gilipollez de los del calendario o la de si el hermano de Guardiola es amigo de Roures?

El problema es que Mourinho vende tanto que cualquier cosa que diga, buena o mala, se amplifica por mil. Otros técnicos se quejan de los árbitros y ladran en las ruedas de prensa (aunque no tan habitualmente), pero los medios sólo tiene ojos para el de siempre. Mal camino éste, tanto para el luso, como para la prensa. ¿Qué opinará Dios de todo esto? Habrá que preguntarle a Mourinho.

Dani Medina

sábado, 19 de febrero de 2011

LOS INSÓLITOS CICLOS DE CINE DE OSO I: Fútbol y cine



Fútbol y cine: ¿Una relación fallida?

Vamos con una entrada MUY EVIDENTE en un blog como éste: Flirteos destacados entre el fútbol y el cine. Para el que tenga interés y le apetezca ahondar en el asunto, voy a repasar algunas películas donde el deporte rey ha jugado un papel importante, a la vez que reflexiono sobre algunos de los porqués de esta relación tan poco fructífera. Reconozco que no he visto, ni mucho menos, todas las películas que reseño, pero sí que he tratado de informarme. Y atentos porque hay pelis para todos los gustos.


La primera que me viene a la cabeza, inevitablemente, es Evasión o Victoria, considerada por muchos como la mejor película de fútbol de la historia. Lo que tampoco es decir demasiado... Entendedme, es un buen largometraje, resulta entretenido y contiene buenas dosis de épica y emoción, pero no es precisamente una obra maestra. Esta cinta menor de John Huston está lastrada por los tópicos de su guión, y una cierta previsibilidad en su desarrollo, que hace que se quede a las puertas de ser algo verdaderamente grande. Aún así, es recomendable.



Esa ausencia de una película verdaderamente grande sobre el deporte que más adeptos tiene en el mundo es lo que llevó recientemente a la puesta en marcha de la trilogía Gol, un ambicioso proyecto cuyo fin era constituirse como la mayor epopeya futbolística jamás rodada (deseo expreso de algunos de sus responsables) . Sin embargo, se quedó a medio camino de conseguirlo y ni siquiera la trilogía fue concluida, ya que tras Gol 2, del español Jaume Collet Serra, no se ha vuelto a saber nada más de la saga. No obstante, ambas películas cuentan con un buen número de seguidores y cierta aceptación.


Deteniéndonos en España, y como no podía ser de otro modo en un país tan futbolero, tenemos unos cuantos ejemplos de pelis, sobre todo de los últimos años, que giran en torno al fútbol, como son El Portero, El Penalti más largo del mundo o la taquillera Días de Fútbol, donde, a mi parecer, el deporte rey era una mera excusa para poner en marcha gags de todo tipo y condición, muchos de ellos sobadísimos y metidos con calzador. Igualmente podría hablar de propagandísticos experimentos fallidos como Real: La Película, pero prefiero no hacer más leña del árbol caído, y menos aún cuando no he visto ese documental (desde aquí animo a Dimitri a escribir una reseña).

Otro país europeo donde el fútbol supone un importante componente social es Inglaterra y, como es de suponer, de allí han salido obras muy recomendables, entre las que destacan la simpática Quiero ser como Beckham, y otros títulos más recientes como Buscando a Eric de Ken Loach o Damend United de Tom Hopper, siendo este último, un largometraje del que se habla muy favorablemente y que algunos ya empiezan a calificar como el mejor filme rodado sobre el deporte de marras.



Y sin movernos de Europa, asimismo cabe señalar otra película de reciente éxito, como es la alemana Galatasaray-Depor, sobre una final de la champions league bastante accidentada. Marchándonos a Asia, hay una referencia fácil y que salta a primera vista: Shaolin Soccer a.k.a. Kung Fu Soccer del humorista chino Stephen Chow, posiblemente la mejor (y quizás la única) traslación que se ha hecho a la gran pantalla de las astracanadas que Oliver y Benji llevaban a cabo en la famosa serie de animación. Junto a Evasión o Victoria, y a riesgo de parecer que me hago el gracioso, la considero la mejor película de fútbol que he visto, aunque el realismo no sea su punto fuerte.

En lo que respecta a futbolistas que han flirteado con el cine, la cosa también está algo floja. El primero que acapara la atención es Vinnie Jones, que se ha labrado una prolífera carrera cinmetográfica, gracias al apoyo de Guy Ritchie, aunque últimamente se ha visto involucrado en bazofias de inmenso calibre, hasta el punto de actuar junto al inefable Steven Seagal en uno de sus filmes más lastimeros.

Otros futbolistas que se han paseado por delante de una cámara son Eric Cantoná, Pelé en la ya citada Evasión O Victoria, o parte de la plantilla del Madrid en la saga Torrente. Hablando de Guy Ritchie, no puedo evitar recordar aquella referencia directa a Abramovic en forma de mafioso ruso que aparece en Rocknrolla, siendo quizás una de las cosas más reseñables de un filme un tanto mediocre.


Si pensamos en el fútbol como elemento secundario o terciario de un filme, podría hilar muy fino, investigar, y empezar a largar una ristra inmensa de títulos donde haya referencias al balompié o personas practicando este deporte. Eso estaría de más, pero aún así, me quiero detener en un filme, por el impacto que me causó en su momento. Karate Kid. Aquí, el protagonista, Daniel San, en contra de lo que se estilaba (y estila) en el cine americano tradicional, compagina sus clases de karate con sus prácticas de fútbol. Incluso en una escena se puede ver a Ralph Macchio y Elizabeth Sue jugando a este deporte. Lo dicho, una excepción a destacar del cine palomitero de los 80.

Y hilando finísimo, podemos darnos cuenta de que el fútbol no tiene por qué estar presente de manera directa, sino que también puede hacerlo de forma implícita. Es lo que nos demostraron tanto Tom Cruise en la secuencia final de Mission Impossible 2, como Steven Seagal en Venganza ciega, donde ambos actores realizaban sendas rabonas con sus armas (pistola el primero, katana el segundo) para pillar por sorpresa a sus enemigos.


Ya en el terreno de las referencias bizarras e insólitas, se halla en el podio el gorro del betis que uno de los protagonista del filme Troll lleva en la cabeza al inicio del metraje. Sí, un puto gorro del betis. Y lo más probable es que ninguno de los responsables del filme fuera consciente del significado de ese sombrero... Un elemento más para añadir hilaridad a una cinta ya de por sí muy ridícula y risible, que además es, como su nombre indica, la precuela de la afamada Troll 2, mejor "peor película" de la historia para muchos, y sobre la que gira el documental Best Worse Movie.

Llegados a este punto, cabe preguntarse por qué no terminan de cuajar las películas sobre fútbol, siendo éste el deporte más afamado del mundo. ¿Será que es una disciplina poco cinematográfica? Es cierto que, a simple vista, carece de la espectacularidad y el impacto visual de otros deportes como el baloncesto o el fútbol americano (este es posiblemente el deporte que mejor se ha reflejado en la pantalla), pero bien filmado y con los planos adecuados, con el fútbol pueden lograrse resultados tan emocionantes como los conseguidos con otros deportes. Entonces, ¿dónde está el problema?

¿Acaso es la falta de buenas historias? Tampoco esto es cierto, ya que a poco que uno se ponga a pensar, se da cuenta de las interesantísimas historias que se podrían contar sobre este deporte: biografías de futbolistas, corrupción en grandes equipos, estafas multimillonarias... ¿Nadie piensa en el biopic de Maradona, por ejemplo?

Para un servidor, la explicación es más sencilla de lo que parece. El cine americano guía los gustos de la mayoría del público mundial. Es en Hollywood donde está la pasta y donde se ruedan las películas más influyentes. Y Estado Unidos no es precisamente un país donde el balompié haya cuajado. De ahí que las majors no se arriesguen a producir grandes películas sobre este fenómeno. La gran película sobre el mundo del fútbol, aún está por llegar. Y mucho me temo que sólo lo hará cuando Estados Unidos, con el paso del tiempo, caiga rendido ante este deporte

Los que quieran saber un poco más sobre el tema (yo la verdad es que no), pueden hacerse con una copia del libro Cine y Fútbol de Carlos Marañón, que profundiza sobre el asunto de una manera muy extensa y profundamente documentada. Seguro que a mis compañeros Dimitri y Norman les interesa.

Carlos Palencia

viernes, 18 de febrero de 2011

Fuera de juego

Se presenta el tercero en discordia. Al contrario que mis compañeros Norman y Dimitri, y yendo en contra de los singulares preceptos de este blog, yo no siento pasión alguna por el fútbol, pero sí que tengo una admiración desmedida por el cine. Por estoy aquí, para hablar principalmente de películas y, de paso, poner la nota discordante. No obstante, alguna vez también tocaré asuntos futbolísticos, pero desde la particular perspectiva de una persona que no acaba de comprender la euforia que desata este deporte. Algo que pienso que enriquecerá el blog.

Asimismo, espero suponer un punto de fuga en lo que respecta al cine. Y es que tengo unos gustos un tanto particulares, ya que suelo entretenerme con detalles y aspectos del séptimo arte que no acaparan la atención de la mayoría del público. O eso creo. En fin, es algo difícil de explicar, aunque ya lo iréis entendiendo y descubriendo en cada una de mis entradas. Bah, qué coño: películas de serie B, artes marciales, algo de gore, rarezas olvidadas... Son cosas que trataré con cierta frecuencia.

Igualmente, prometo quitarme todos los pelos de la lengua y fijar la sinceridad como uno de mis pilares, por lo que no se me caerán los anillos a la hora de despotricar contra vacas sagradas del cine o, en su contra, realzar largometrajes despreciados por el grueso de los espectadores. Incluso si eso me supone el escarnio público.

No me malinterpretéis, yo no quiero ir de outsider, rebelde o como queráis llamarlo para hacerme el interesante. Simplemente pienso que hay cosas de las que se hablan muy poco y que merecen muchísimas más líneas. Esa es la tarea que quiero realizar aquí. Me desnudaré ante vosotros y me dará igual que me echéis a los cocodrilos, siempre y cuando me leáis y tratéis de comprender mi punto de vista.

Una vez expuesto todo lo anterior, sólo me queda revelar el motivo más real y puro por el que estoy aquí. Y es el hecho de poder compartir un espacio para la escritura con dos personas que me despiertan gran respeto y admiración. Leed con atención a estos dos cracks, Norman Crane y Dimitri Hardcore, porque tienen mucho que decir. Escrito esto, permitid que me quite el pelo púbico de la boca.

Y ya para empezar tocando los cojones desde mi primera entrada, yo no pienso esconderme detrás de ningún pseudónimo. Soy Carlos Palencia y así es como siempre voy a firmar. Al cuerno el anonimato de Internet.

Carlos Palencia

lunes, 14 de febrero de 2011

Hasta siempre, Fenómeno


Hoy se retira Ronaldo Luiz Nazario de Lima, uno de los más grandes jugadores de la historia del fútbol. Personalmente, el jugador que más me ha impresionado sobre un terreno de juego en toda mi vida.

Puede que los haya más técnicos y sutiles como Zidane, o mejores regateadores como Messi, pero la temporada que hizo Ronaldo en el Barcelona, allá por la temporada 96/97, donde hizo 47 goles en 49 partidos, jamás se borrará de mi memoria.

Ronaldo era un portento físico, una bestia parda que cogía el balón, miraba la portería, regateaba a quien fuera necesario (incluido el portero), y hacía gol. No había quien lo parase. Tenía velocidad, técnica, regate, un disparo potentísimo, y se movía en la zona de tres cuartos como nadie.

Ronaldo era gol, y jamás he visto a un jugador más asociado a esa palabra. Era un depredador absoluto del gol, un enfermo. Cierto que sus características hacían que hubiese que jugar para él, pero es que merecía la pena, porque él solo podía sentenciar cualquier partido. Parecía que no necesitara de diez tipos acompañándole, que él solito se bastaba para ganar el encuentro.

Imposible olvidar aquel gol en Compostela, donde se regateó a medio equipo desde el centro del campo y remató fuera del área para hacer uno de los goles más bellos que se recuerdan. O aquél en el Camp Nou contra el Valencia donde se metió entre dos defensas y acabó marcando. No le importaba quién estuviese delante, porque nadie le quitaba el balón.

Por desgracia, el Ronaldo que conocimos en el FC Barcelona no duró demasiado. Su traspaso al Inter de Milán cambiaría su vida para siempre. En el calcio volvió a salirse, pero por desgracia su rodilla hizo crack y tuvo que alejarse un año de los terrenos de juego. Volvió, y de nuevo se lesionó y tuvo que empezar de cero. Mala suerte para un jugador que necesitaba su potencia en las piernas y un gran poderío físico para jugar como mejor sabía.

A pesar de eso, de dos lesiones muy graves que para cualquier otro hubieran sido el fin, Ronaldo no se dio por vencido y regresó a lo grande. En el Mundial de 2002 se salió de nuevo, siendo el máximo realizador con 8 tantos y ganando su segundo título frente a Alemania.

Florentino Pérez, que en ése momento era presidente del Real Madrid y obedecía a la filosofóa de fichar a los mejores, no lo dudó y se trajo a Ronaldo al Bernabéu. Cierto, no era el del Barça, físicamente se le notaba que había perdido velocidad, que le costaba un poquita más, pero su amor por el gol no había muerto.

Tuve la suerte de ver en octubre de 2002 el debut de Ronie en el Bernabéu, frente al Alavés. Salió si no recuerdo mal en la segunda parte y sus dos goles dieron los tres puntos al Madrid. Hasta 2007, año donde se fue en el mercado invernal al Milan, Ronaldo hizo 104 goles con la camiseta blanca en 177 partidos. Buenos números, para alguien que estaba "acabado".

Es cierto que sus últimos años han sido una caricatura de lo que fue. Sus kilos de más han dado para muchas bromas, sus fiestas rodeado de señoritas copaban los programas de la prensa rosa, y se llegó a un punto en el que no importaba lo que Ronaldo hiciera en el campo, importaba más su vida privada.

Fue brasileño para lo bueno y para lo malo. Talento innato, de ése que se cultiva en la favela, alegría. Siempre tenía una sonrisa. Era de esos jugadores que su estado de ánimo determinaba su rendimiento en el campo. Si no se lo pasaba bien, si no sonreía, ésa noche se borraba. Pero claro, la otra cara de la moneda era su gusto por la samba, la fiesta, las mujeres y la noche. Su animadversión por los entrenamientos era notoria (¿alguien ha pensado en Romario o Ronaldinho?), pero lo que no hacía en los entrenos lo compensaba con todo lo que hacía en el campo.

Se va pues, una estrella total del deporte rey. Alguien que ya es una leyenda y que reconoce que "no puede más", que "piesno es una jugada y no la ejecuto como quiero". Los años no pasan en balde, y su cuerpo desde hace tiempo dijo que basta. Pero para mí, y supongo que para muchos, siempre nos quedará en el recuerdo el Ronie de sus años dorados, capaz de hacer cualquier cosa en un campo. Un Fenómeno.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Punto de encuentro

Fútbol y cine, conceptos sencillos de enunciar pero que esconden un entramado interno, complejo, de tal calibre que los hace estar vinculados irremisiblemente con el arte.

Las dos materias están asociadas al terreno artístico en la medida en que gozan de una estética particular y diferenciada, reconocible, pero también, y sobre todo, porque ambas apelan al terreno de las emociones. Y si algo nos llena y realiza como personas son las experiencias emocionales.

Las películas y los partidos suelen disfrutarse, en la mayoría de las ocasiones, en comunión con los demás, conocidos o desconocidos. Los comentarios de unos y otros permanecen en un segundo plano para quedar prendados del poder de una imagen.

Cuando algo tiene la capacidad de silenciar a la masa y remover los instintos interiores a nivel individual, estamos hablando de lo más elevado. Algo que sólo consigue el arte. Y pocas emociones son comparables a la alegría compartida tras un gol decisivo, o la conmoción y sugerencia que pueda provocar un plano fijo al final de un filme.

En estos tiempos, las escapatorias se antojan más oportunas que nunca. Pero no debe obviarse que balompié y fotogramas gozan, cuando son buenos, del poder para reunir un cúmulo de sensaciones que va más allá de la vía de escape.

Así trataremos de acreditarlo aquí. Bienvenidos.

Fútbol y cine se dan la mano

A menudo suele decirse que fútbol y cine son términos antagónicos, que uno no casa con el otro. Parece que si te gusta mucho el fútbol no puedes interesarte por el séptimo arte, y que si eres un asiduo de las salas, el fútbol es cosa del "populacho", de los paletos y de los analfabetos que se preocupan de si un balón entrará en la portería.

Bien, nosotros no compartimos esa idea. Somos gente que amamos el cine, y que adoramos el conocido como deporte rey. Por ello, porque pensamos que ambos no son en absoluto divergentes, sino que son posiblemente los dos elementos de la cultura popular (obviando la música), que más relevancia tienen en nuestra sociedad, queremos rendirles nuestro tributo en este blog.

Escribiremos con toda la pasión, el rigor y la seriedad que podamos, sobre aquello que más nos llame la atención tanto en fútbol como en cine. Eso no quiere decir que de vez en cuando alguno de nuestros redactores, con toda la libertad que un blog hecho por amigos ofrece, se anime y escriba de videojuegos, baloncesto, o ropa interior sadomasoquista si es menester.

Sin más dilación, comenzamos esta nueva etapa con ilusión, y nos compremetemos a cuidar y mimar este blog, y en la medida de lo posible, intentaremos que no caiga en el olvido. En estos tiempos de crisis en los que ser periodista es casi una odisea o una quimera, nos juntamos un puñado de periodistas para escribir sobre aquello que nos apasiona. Esperamos que el lector sienta lo mismo leyéndonos.