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miércoles, 4 de mayo de 2011

Balance de Clásicos

Terminada ya la vuelta de las semifinales de Champions (1-1), donde el Barcelona ha conseguido el pase para la final de Wembley, es hora de hacer una valoración de estos cuatro tensos y polémicos partidos. En primer lugar hablaremos única y exclusivamente de fútbol, y terminaremos ahondando en lo extradeportivo; con denuncias, lloriqueos y suspuestas conspiraciones.



Como ya vaticinamos en Fuera de Campo, la cosa ha acabado con el Barça como "vencedor" de este playoff. Ponemos vencedor entrecomillado porque si exceptuamos la final de Copa, que ganó el Real Madrid, en los otros tres partidos el equipo de Guardiola ha hecho su juego de siempre y ha demostrado una clara superioridad ante los de Mourinho, para mí el gran derrotado de estos 20 días. Porque lo que ha propuesto Mou sobre el campo para parar a los azulgrana ha sido un juego mezquino, ultradefensivo, en ocasiones violento, impropio de un club como el Real Madrid.

Partido de Liga (1-1): Como ya escribí, era el partido en el que ambos se iban a medir de cara al resto de encuentros, sin duda más trascendentales. El Madrid salió al campo sabiéndose subcampeón, y el Barcelona sabía que sólo una hecatombe acabaría impidiéndoles a mediados de mayo llevarse el torneo de la regularidad. El planteamiento de los blancos fue el de echarse atrás e impedir que el Barcelona pudiera mover el balón con comodidad. Los de Mou, que sin duda tenía el 5-0 de noviembre detrás de la oreja, salieron a no recibir goles. Aguantaron bien, pero es imposible que un seguidor del Madrid pudiera estar satisfecho viendo como su equipo se dedicaba a correr detrás del balón, a no dar tres pases seguidos y a rifar el balón en cuanto lo tenían. El Barcelona estuvo poco acertado en la finalización, pero hizo su partido de siempre, ataque y posesión. Albiol fue expulsado por un penalti cometido sobre Villa, y los blancos que se soltaron un poco más con diez sobre el campo, consiguieron empatar gracias a un penalti de Alves, que por cierto fue bastante dudoso. La cosa acababa en tablas, aunque la celebración de algunos madridistas de este resultado parecía que el Madrid había ganado la Liga. Pero no, sólo quedaba claro que serían subcampeones.

Final de Copa (0-1); Campeón el Madrid: Todos los expertos decían que éste era el partido en el que el Madrid podía dar la campanada. Y la dio. Toda la mordiente y pasión que le faltaron en el partido de Liga, los tuvieron en Mestalla. La primera parte fue el partido perfecto para el Madrid. Jugaron a defenderse, sí, pero presionaron mucho más arriba, descolocaron a los jugadores azulgrana y con la velocidad de Cristiano y Di María, pusieron en serios aprietos a los de Guardiola. El Madrid perdonó en este primer período en el que pudo haberse ido con dos goles a favor, pero el Barcelona, pese a verse superado, supo aguantar las embestidas del rival.



El partido fue un tormento para el árbitro, Undiano Mallenco, al que futbolistas de ambos equipos rodeaban en cuanto se cometía una falta. Tensión propia de una final con dos rivales de semenjante categoría. Tras el descanso la película cambió radicalmente y el Barça se hizo amo y señor del partido, como de costumbre. Los madridistas se echaron atrás y fue incapaz de crear peligro robando el balón demasiado atrás. Cristiano, el hombre más adelantado del Madrid, estaba más solo que la una esperando que le llegara alguna de las piedras que sus compañeros enviaban arriba cuando recuperaban la pelota. A Pedro le anularon correctamente un gol en fuera de juego que hubera sido la pena de muerte para los merengues. Pero se llegó a la prórroga. Y aunque el Barcelona tenía la posesión, les faltaba físico y velocidad, que sí tenía el Madrid. Por eso, en una contra muy bien construida por Marcelo y Di María; éste último metió un centro para que Cristiano, (por fin demostrando que también da la cara en las grandes citas), rematara de cabeza y diera el gol que hacía que el Madrid levantara un título después de tres años. No se puede olvidar, no obstante, a Casillas, que fue probablemente el mejor de su equipo y salvo al Madrid en dos ocasiones cruciales. Fiesta en Cibeles y preparar la Champions.

Semifinales de la Champions (3-1 para el Barcelona): La madre de todas las polémicas. Los partidos donde se ha hablado más de conspiraciones y de árbitros que de fútbol. El partido de ida fue el detonante de todo esto. Y es que el Madrid salió con la mentalidad de no recibir goles y conformándose con el 0-0, lo que es vergonzoso en una semifinal de Champions, y más jugando en tu casa. Pepe, el hombre del trivote jugaba como siempre al límite amedrentando a los jugadores rivales. El Barcelona vio desde el inicio como le regalaban el balón y lo agradeció. Era cuestión de tiempo que encontraran el espacio y la juagada para hacer el gol. Y llegó, pero con mucha (demasiada) polémica. Pepe fue expulsado por una fea entrada a Alves. Vuendo las imágenes, se deduce que el árbitro se equivocó expulsando al portugués, que no llega a tocar a Alves, aunque sí merecía la amarilla por juego peligroso.

Aquí, la prueba.

Con diez en el equipo local es cierto que el partido se desequilibró y Messi aprovechó la ocasión para herir de muerte al Madrid en la eliminatoria. Ahora bien, ¿es el árbitro el culpable de este resultado? Sí y no. Sí, porque se equivoca expulsando a Pepe y condiciona el resto del encuentro. No, porque el Madrid no juagaba a nada y jamás buscó la victoria. Los goles del Barcelona pudieron haber llegado igual, aunque nunca lo sabremos.

En el partido de vuelta, celebrado ayer, el Barcelona certificó de manera justa su pase a la final. El Madrid, sin Pepe ni Ramos, salió a intentar morder desde el principio. Kaká e Higuaín fueron las grandes novedades en los blancos. Los de Guardiola salían con todo, e incluso Abidal tuvo minutos después de su operación donde se le extirpó un tumor en el hígado el pasado 17 de marzo.


Los blancos necesitaban dos goles para empatar la eliminatoria y demostraron que pese a la dificultad no iban a regalar el partido. Sí, atacaron más y presionaron más arriba los primeros minutos, pero poco a poco los culés volvieron a imponer sus condiciones. No obstante, la propuesta de Mou fue más ofensiva (no le quedaba otra). El Madrid jugaba contra el tiempo y el Barcelona sólo tenía que administrar bien el resultado favorable de la ida. Pedro, a pase de Iniesta, fulminó a Casillas y devolvió a la realidad a los madridistas, que consigueron el gol de la honra tras un disparo al palo de Di María, en el que Marcelo aprovechó el rechace para hacer el insuficiente empate. El árbitro vio fuera de juego en un gol que pudo ser legal de Higuaín, que no volvió a hacer nada en toda la noche, sin duda por su baja forma tras su lesión de espalda.


Pero con gol legal o no, mal hacen los futbolistas del Madrid en quejarse de los árbitros, cuando la realidad es que han jugado mucho peor que el rival, que han renuciado al balón de manera lamentable, que Casillas rifaba la pelota cada vez que tenía que sacar de puerta, y que los lloriqueos son indignos e impropios de ese club.

Conspiraciones, árbitros, quejar y denucias: Es patético ver lo que ha hecho Mourinho con el Madrid. Le ha inculcado una filosofía de quejas y de echar balones fuera cuando se pierde, más propia de un equipo pequeño que del denominado "mejor club del siglo XX". Como ya hemos dicho, la expulsión de Pepe fue injusta, y sobre eso se escudó el entrenador portugués para tapar sus propias miserias. Y es que es inaudito que en el Bernabéu se aplauda y se jalee el juego ultradefensivo y paupérrimo del Madrid. En ese estadio la afición siempre se ha jactado de su exquisitez futbolística, pero con la llega del Rey Mou, parece que todo está permitido, incluso regalar la pelota y defenderse a la italiana. Esto a Pellegrini ni prensa (¿qué hubiese escrito Inda con semejante planteamiento el año pasado?), ni aficionados, ni su máximo detractor, Florentino Pérez hubieran tolerado.

Pero Mou no se distingue por el juego excelso y el trato exquisito al balón, así que cuando se le ficha, es lo que hay. Lo vergonzoso es que Florentino Pérez, presidente del Madrid y exponente del señorío tolera que su entrenador llore en sala de prensa, que insulte a la UEFA (por lo que será fuertemente sancionado), que ningunee al Barcelona que le ha pasado por encima en estas semifinales, y que desprestigie los títulos ganados por Guardiola en otras temporadas. Si de verdad alguien se cree semejantes chorradas, sea del equipo que sea, sencillamente no sabe de fútbol. Los árbitro se equivocan, a veces te dan y otras te quitan. Sí, es una pena que se expulsara a Pepe, pero eso no puede tapar qauién ha jugado mejor y quién merece estar en Wembley. Mou ha conseguido que Madrid y Barça rompan relaciones, que se denucien entre sí, y sobre todo, está consiguiendo que el Real Madrid esté bajo su yugo dictatorial. El Madrid hace el ridículo y parece que muy pocos lo ven. Si el presidente lo tolera, entonces es cómplice de esto.

Felicidades al Barça por la Liga y el pase a la final de Wembley, ambas cosas conseguidas de manera lícita, igual de lícito que la Copa del Rey conseguida por el Madrid. Menos lloros y más fútbol.

Dani Medina

jueves, 14 de abril de 2011

Empacho de Clásico


Tras haber pasado con nota los cuartos de final; Madrid y Barcelona se verán las caras en las semifinales de la Champions League. El problema es que en 21 días deberán enfrentarse cuatro veces, en los que prometen ser los partidos más tensos de los últimos años. Muchos pensarán, y no les faltará razón, en que los que son posiblemente los dos mejores equipos del mundo, debieran haberse encontrado en la final de Wembley. Pero el sorteo sale como sale y uno de los dos deberá apearse antes de tiempo de esta Copa de Europa.

Aficionados del fútbol, periodistas y televisiones se frotan las manos ante el espectáculo que vamos a vivir a partir de este mismo sábado. No obstante, cabría preguntarse si jugadores, entrenadores y directivos de ambos clubes piensan igual. Y es que lo bonito que puede ser pelearse con el eterno rival por una Copa del Rey, por dejar las cosas aún más claras en la Liga, y por un billete para Londres; puede dejar a uno de los dos muy tocado.

A priori, el Barcelona parte como favorito. Pese a que el Madrid está en un gran momento de forma, los culés siguen a un nivel estratosférico y fieles a su estilo de juego. El único precedente, el del pasado 29 de noviembre en el Camp Nou, no deja muy tranquilos a los blancos. Pero ya sabemos que el fútbol no es matemático y que nunca se sabe. Mourinho ha hecho un equipo a su medida, que cada vez juega mejor y al que es muy difícil hacerle gol. Ambos tienen a los dos mejore jugadores del mundo. El Barça tiene a Messi, que nunca falla, que lleva ya el récord de goles en una temporada con su equipo (48), y que baila a los defensas como si fueran conos de entrenamiento. Sencillamente, es el mejor.

Cristiano Ronaldo, que también está haciendo una gran temporada, tiene ante sí el reto de demostrar que aparece en los partidos grandes, contra equipos de categoría. Estos cuatro partidos van a ser determinantes para el luso, ya que una mala actuación puede hacer que se le empiece a mirar con recelo. No estaría de más que jugara más con sus compañeros y que redujera el número de disparos a ninguna parte que acumula a lo largo del año.

Como estos encuentros tiene cada uno su propia idiosincrasia, vamos a analizarlos uno por uno y por separado:

Liga, sábado 16 de abril: El de este sábado abre la veda de los Clásicos. Sin duda, este es el partido más intrascendente de los cuatro. Y es que tras dejarse tres puntos contra el Sporting en el Bernabéu, el Madrid le regaló la Liga al Barcelona. Los 8 puntos de distancia parecen insalvables y esto es algo que por mucho que lo nieguen, lo saben tanto Mourinho como Guardiola. Además, el calendario de los culés (Osasuna, Real Sociedad, Espanyol, Levante, Deportivo y Málaga); no parece muy propicio como para que el Madrid pueda soñar con recortar puntos.

Por contra, los blancos lo tienen bastante más crudo (Valencia, Zaragoza, Sevilla, Getafe, Villarreal y Almería); y raro será que no se dejen algún punto por el camino. El de este sábado será un buen partido para que ciertos suplentes tengan más protagonismo. Si hay algo que puede ser crucial en este encuentro, es el factor psicológico. Es decir, el que gane puede salir muy reforzado para el resto de choques, y el que pierda puede acabar con la moral por los suelos. Claro que el empate lo dejaría todo igual. Pronóstico: Empate.

Final de Copa, miércoles 20 de abril: El partido a cara o cruz y donde todo puede pasar. Si hay un encuentro para que el Madrid meta en apuros al Barcelona es éste. Mou sabe manejar este tipo de ambientes a vida o muerte. Además, la presión será brutal para ambos y quizá los merengues sepan jugar mejor en este tipo de partidos. Al Madrid le conviene hacer un fútbol que incomode a los de Guardiola, que no tengan muchos espacios y que no puedan tocar el balón como acostumbran. Es previsible que Guardiola, descontando a Puyol y Abidal, ambos convalecientes; saque su once de gala, y jamás renunciará a su estilo. Mou sin embargo tiene varias alternativas. Lo más probable, y todo el mundo parece estar de acuerdo, es que el luso saldrá de inicio con el famoso trivote, Xabi Alonso, Khedira y posiblemente Lass. Este es el sistema que Mou quiso sacar en el Camp Nou, y con el que más cómodo se siente ante equipos de toque como el Barça.

Si los de Pep mueven el balón como acostumbran el Madrid ni lo olerá, así que los blancos tendrán que aprovechar sus contragolpes y su velocidad. Por supuesto, los azulgrana son ligeramente favoritos, 60% de posibilidades de levantar el primer título del año. No obstante, el Madrid saldrá con sangre en el ojo, sabiéndose que puede ser lo único que celebrar esta temporada, y eso es un factor muy importante. Pronóstico: Gana el Madrid.

Semifinales de Champions, 27 de abril/3-4 de mayo: Como decíamos, la final anticipada. La Décima frente a la Cuarta. Sin duda, el Barcelona, en una eliminatoria a 180 minutos, tiene las de ganar. Porque entre otras cosas, el Camp Nou, con permiso del Hércules, es inexpugnable. Por eso, la única posibilidad de los madridistas pasa por hacer un buen partido en la ida, que es en el Bernabéu, y rezar por no recibir un gol en contra para poder ir a la vuelta a aguantar el chaparrón. Si los culés "mojan" en Chamartín, cosa probable, lo tendrán muy encaminado para irse a Londres. A falta de dos semana, es difícil saber cómo se plantearán estos partidos, entre otra cosas, porque la final de Copa puede ser determinante en lo anímico. Pronóstico: Pasa el Barcelona.

¿Y si uno de los dos pierde los cuatro encuentros? Bueno, en el Barcelona sería un palo duro, pero la imagen del equipo y de Pep, a pesar de la decepción, seguiría intacta. Ni afición, ni directiva los pondrán en duda. Ni cambiará la filosofía del club, ni rodarían cabezas. Muy distinto sería si esto pasa en la Casa Blanca. Mourinho vería su imagen muy desgastada. Los medios empezarían a poner en duda su calidad, y se empezaría a cuestionar su continuidad en el Real Madrid. Por extensión, la presión haría que Florentino se planteara el relevo en el banquilo ante semejante fracaso, sabiendo que su propia figura saldría muy perjudicada. Quizá no hará otra "espantá", pero muchos aficionados empezarán a cuestionar si el proyecto de Florentino es el adecuado para este club. Es decir, que como siempre, la fina línea entre la victoria y la derrota va a dirimir en estos 21 días el devenir de dos clubes en 9 meses de competición. Apasionante.

Dani Medina

jueves, 10 de marzo de 2011

Europa le viene grande al Milan

Ayer ví como una de mis ilusiones de esta temporada se evaporaba. El nuevo Milan de Allegri era eliminado de la Liga de Campeones tras no pasar del empate a cero ante el Tottenham en el estadio de White Hart Lane. Sin duda el encuentro demostró a todas luces que al conjunto lombardo puede que le de con lo que tiene para mandar en su campeonato doméstico, pero sin duda esta bastante verde en lo que a la elite del fútbol europeo se refiere. Europa y la Champions, exigen más de lo que este equipo puede ofrecer hoy por hoy.

Debo ser franco y reconozco que al inicio de esta campaña pensé que la entidad ‘rossoneri’ tendría en la antigua Copa de Europa una de sus mejores bazas en la temporada. La llegada de Ibrahimovic y Robinho, me hicieron creer que junto con Pato y un Ronaldinho ‘enchufado’, este equipo podía llegar lejos en Europa si su potencial ofensivo era complementado por el siempre talentoso Pirlo y una retaguardia ordenadita con el eterno Nesta a la cabeza. Estos ingredientes me parecieron suficientes para poder llegar lejos en un torneo corto, dada además la histórica habilidad de los conjuntos italianos en las eliminatorias a doble partido.

Sin embargo la eliminación de ayer, no sólo el hecho, sino la forma en que ocurrió, demostró que en este equipo se han hecho las cosas a medias. Es cierto que se ha acometido una renovación en la parte de arriba, máxime con la llegada de Cassano en diciembre y con la salida de un decepcionante Ronaldinho. Pero el problema del Milan esta sin duda en la sala de máquinas. Es obvio que un club que, después del Real Madrid, es el más laureado de la máxima competición del viejo continente, no puede tener tantas carencias en el centro del campo, allí donde se genera todo.

La dependencia que el Milan tiene del ya veterano Pirlo es más que alarmante, sobre todo si tenemos en cuenta que no hay relevo a la vista, y parece que en los despachos tampoco tienen de intención de hacerse un jugador que progresivamente pueda ir sustituyendo al centrocampista de Brescia. La presencia de Seedorf, (sobrado de calidad pero también de años), como maestro de ceremonias en el centro de la cancha sonó poco menos que a improvisación. El ex del Real Madrid ya no esta para estos trotes y las alternativas en el banquillo son inexistentes. Sin duda el gran Andrea el que otorga a lo suyos de un patrón de juego, sin él, el encefalograma del equipo se vuelve plano.

Las carencias creativas del equipo de Berlusconi, dejan sin efecto su pegada cuando un buen equipo como el Tottenham se pone delante. El ejercicio de impotencia de los de Allegri resulto hasta angustioso. Viajaban a Londres para voltear la eliminatoria y ni siquiera dieron sensación de poder marcar un gol. Por que en esto del fútbol no importan tanto los delanteros que pongas como las veces que esos mismos delanteros puedan tener el balón en situación de poder hacer daño. Ese el problema en este Milan, los intermediarios fallan y el equipo naufraga a expensas de que a cualquiera de los de arriba se le ocurra una genialidad que resuelva la papeleta. Puede que en una Serie A en clara decadencia esto sea suficiente, pero para la turné en Europa hacen falta nuevas alforjas.

Gustavo Hernández (Colaborador)

Raúl, grande de Europa

Raúl ya está en los cuartos de la Champions League. Siete años después, consigue pasar la barrera de los octavos con el... Schalke. Lástima que haya sido a costa de un equipo español, el Valencia, que quizá sea superior en plantilla e historia, pero que en la eliminatoria ha dejado mucho que desear. Pero no quiero escribir sobre el Valencia, que para eso el lector puede leer infinidad de crónicas en los medios de comunicación. Hoy, quiero destacar a Raúl González, hoy "7" del Schalke, eterno "7" del Madrid.

Es encomiable lo de Raúl. A sus 33 años ha sido determinante en que el equipo alemán, su equipo, se haya clasificado para la siguiente fase. Su gol en Mestalla fue más que decisivo, y su afición, agradecida y rendida a sus pies, lo sabe. Muchos eran los que decían que era un "cojo" y un "acabado". Cierto que en Madrid ya no se le veía tan fresco, que le costaba más hacer lo que siempre hacía, y que los años no perdonan y el físico tampoco. Pudo quedarse en Chamartín cobrando el pastizal que ganaba (bien merecido, por cierto), pero prefirió, ya en el ocaso de su carrera, probar fortuna en otro fútbol, en otro país, empezar desde cero. La mayoría veían en él al típico futbolista a punto de jubilarse, que decide pegarse "la vida padre" en destinos exóticos como Qatar, donde se cobra mucho y se exige poco. Pero él aún se veía con fuerzas. Y se fue a Alemania, a la Bundesliga, un campeonato en auge, donde el futbol es cada vez más atractivo, donde cada vez mejores jugadores lo ven como un destino de lujo. Una liga fuerte, seria y competitiva, que fin de semana sí y otro también, llena los estadios. Ya nos gustaría en España o en Italia, tener los ambientes que tienen allí.

Se fue al Schalke, un club de la pequeña ciudad de Gelsenkirchen, al norte de Alemania, que el año pasado fue segundo. El Schalke es un equipo modesto en comparación con Bayern de Munich, Borussia Dortmund o Bayer Leverkusen; pero ahora se codea con los más grandes. Felix Magath debe estar muy satisfecho por haber apostado por un jugador consagrado y "de vuelta" como Raúl, que era y es un símbolo para los madridistas, pero que luzca la camiseta que luzca, se deja la piel en el campo. Están en la final de la Copa y entre los ocho mejores de Europa. Cierto que en Liga las cosas no van demasiado bien y están relativamente cerca del descenso, décimos a cinco puntos de la muerte. Pero que les pregunten a los aficionados si prefieren sufrir en liga y estar en unos cuartos de Champions, y a un paso de un título como la Copa. Raúl, con sus más de 15 goles, ha puesto su granito de arena para que se consiga. Y es que el "7" es un ganador, que allá donde va transmite una sensación de tranquilidad, de coraje, de entereza, de lucha, de nunca rendirse. Transmite a sus compañeros un espíritu especial, que tenemos que ver aún si alguien puede suplir en el Madrid.

Y hablando del Madrid, sería de traca que si los blancos pasan su compromiso frente al Olympique, se las vieran con Raúl. Muy difícil se le haría al aficionado merengue ver a su ídolo con otra camiseta en el Bernabéu, y si encima éste marcara, cosa nada descartable, preveo suicidios en masa. Por el bien de Raúl y del Madrid, esperemos que ésto no se produzca, pero ya se sabe que el azar es caprichoso y traicionero. Raúl debe volver al Madrid, pero nunca como rival. Su club le espera tras esta interesante aventura teutona. Y en ese momento, se le dará el homenaje que merece. Porque como es lógico, Florentino Pérez no puede organizar un acto de despedida y agradecimiento por un jugador que sigue en activo. Será cuando el futbolista se retire, ya veremos cuándo, el día en el que reciba los máximos honores del club donde lo ha dado todo.

Tiene Raúl tres Champions, y parece que no se cansa. Cierto que el Schalke no es ni por asomo favorito para llevarse el título en Wembley, y sería un milagro que llegue a semifinales, pero cuidado, con el "7" en el campo, todo puede pasar. 

Dani Medina

miércoles, 9 de marzo de 2011

Wenger, el rey desnudo

Damos la bienvendia en Fuera de campo a un nuevo colaborador, Gustavo Hernández. Periodista deportivo, amante del fútbol como pocos, hincha del Athletic y apasionado del cine.

Es increíble la capacidad que tiene este Barça de Guardiola de, además de desarrollar el mejor fútbol del planeta, de batir todos los récords, de conseguir títulos por doquier y de asombrar incluso a los ayatolás del madridismo más recalcitrantes, es capaz de desvanecer y poner en evidencia mitos, que hasta la fecha parecían inquebrantables, casi axiomas aceptados por todos.

Este es el caso del siempre loado y tan cacareado técnico del Arsenal, Arsene Wenger, ese tipo francés, supuesto paradigma de la elegancia, tanto en su idea del fútbol, como en su modo de llevarlo a cabo, así como en su manera de actuar fuera de los banquillos. Pues bien, esto que hasta anoche era algo que cualquier aficionado aceptaba sin más, quedó desbaratado tras un partido en el que el avasallante Barcelona destapó las vergüenzas de un entrenador que lleva más de una década engañando a la opinión pública, así como a los profesionales de la información deportiva, comentaristas y opinólogos en general.

El primer mito que rodea al entrenador del Arsenal y que se vino abajó ayer en el Camp Nou, fue el de que este señor de Estrasburgo entiende esto del balompié como un juego en el que el ataque es la mejor defensa, y en el que el buen trato al balón y la búsqueda constante del gol son el camino más corto para la victoria. Para sorpresa de muchos ‘wengerfilos’, el cuadro londinense apareció ayer como un equipo de segunda fila que ingresaba en el coliseo blaugrana como lo hacían los cristianos en el circo romano, es decir, con la intención de esperar un milagro que les hiciera salir vivos de allí.

El planteamiento del bueno de Arsene, lejos de acreditarle como un amante del fútbol total, dejó a las claras que se trata de un entrenador como cualquier otro, que se caga en el Nou Camp esperando que una epidemia en el vestuario del Barça antes del partido, le libre de los Iniesta, Messi, Pedro, Xavi, Villa etc..; para así tener alguna posibilidad. Si muchos pensaban que Wenger podría ser el espejo en el que se mirarse Pep, el partido ante el Barcelona concluyó con la sensación de que el preparador ‘gunner’ fue una mala copia de Mourinho. El Arsenal quiso copiar el planteamiento ultradefensivo conocido como ‘airbus’, que tan buenos réditos dio al portugués en las semifinales del año pasado.

Por arte de magia, el paladín del buen gusto y la delicatessen balompédica, quedaba reducido a la hora de la verdad, a un burdo imitador del provocador ‘Mou’, conocido como es sabido por su elegancia y su aversión al fútbol rácano y barriobajero. La confirmación de que Mourinho es realmente el verdadero referente de Wenger la obtuvimos en rueda de prensa, cuando clamó contra el árbitro por la expulsión de Van Persie al más puro estilo del ‘special one’, es decir, queriendo tapar el Sol de la abrumadora superioridad barcelonista, con el dedo de una expulsión tan rigurosa como justa. Esa forma de ponerse la venda en los ojos para no ver lo minúsculo que había resultado su equipo en 170 de los 180 minutos de esta eliminatoria recordó a cualquiera de los ‘greatest heats’ del técnico de Setúbal. La respuesta de Guardiola no pudo ser un ejemplo más palmario de sinceridad, como el médico que le comunica a un paciente su enfermedad: “El Arsenal no ha dado tres pases seguidos”, declaró el de Sant Pedor. Además no tiro a puerta en todo el partido, añado yo.

Ayer Wenger quedó retratado sin duda como lo que es, un entrenador inflado por los medios de comunicación, un producto de marketing, que en su día enamoró al mismísimo Florentino Pérez con su aire de elegante intelectual parisino, eso sí, con menos Copas de Europa, que el denostado Vicente del Bosque, algo más calvo y gordo. Sin duda ayer en Barcelona todos pudimos ver que como en el cuento, el rey estaba desnudo. Wenger se despojó (o mas bien le despojaron), de ese halo invisible de misticismo que casi le convertía en un gurú de un deporte, cuyo propósito al fin y al cabo es marcar más goles que el rival para levantar copas a final de año, algo que no consigue su equipo desde hace ya seis temporadas. Los fríos datos y su actitud en los momentos clave tumban la imagen de este técnico que debería dedicarse a dirigir la cantera de algún club, descubriendo talentos, que otros entrenadores con más arrojo y sapiencia sepan convertir en campeones y no en eternos aspirantes a todo, ganadores de nada, pero eso sí, eternamente aplaudidos.

Gustavo Hernández (Colaborador)

De turismo en Barcelona

Tenía razón Guardiola cuando dijo que Van Persie había venido a "hacer turismo" si es que no se había recuperado de su lesión. Al final el holandés jugó, pero él y el resto de sus compañeros, a excepción de Almunia; vinieron a visitar Barcelona, porque desde luego de jugar al fútbol poco.

Se dice del Arsenal, laureado y prestigioso club inglés del norte de Londres, que es una especie de aprendiz del Barça. Les gusta tener el balón, tocar, atacar y tienen especial predilección por el buen fútbol, ése del que tanto alardean, y con razón, los aficionados culés. La diferencia entre los azulgrana y los gunners, visto lo de ayer noche en el Camp Nou, sigue siendo sideral. Y es que ése es el problema de las "imitaciones": se parecen al original, pero a la hora de la verdad se rompen antes y son de peor calidad.

Ya desde el primer minuto comenzó el conjunto de Guardiola a tomar las riendas del partido, imponiendo su juego y apabullando al rival, que esperaba con la defensa muy adelantada, pero que viendo el vendaval tuvo que echarse atrás y acabó renunciando por completo al ataque. Y es que si en la ida los azulgrana fueron mejores, al menos el Arsenal hizo buenos contraataques y generó ocasiones de gol. Ayer, dudo que algún espectador recuerde de qué color iba vestido Valdés, que recogió el balón de dentro de su portería, y porque lo había metido ahí uno de sus propios compañeros, Busquets, intentando despejar de cabeza un córner.

Lo de menos fue el resultado 3-1, porque pudieron ser muchos más (para el Barça, of course). Los de Wenger salieron a verlas venir, a aguantar los noventa minutos como buenamente pudieran. Y eso que no cantaban con un héroe inesperado. Almunia salió para sustituir a un dolorido Szczesny, e hizo un partido formidable. Él solo salvó unos cuantos goles cantados, ya que su defensa acostumbró a dejarle vendido frente a las acometidas de Messi, Villa o Xavi. Caso aparte para Dani Alves, que se encontró una autopista en su banda y sin límite de 110, sin nadie que le marcara o presionara. Una tortura constante.

Wenger al parecer está que echa humo con la expulsión de Van Persie. Incluso, recogen los medios de comunicación que tras el encuentro, el entrenador francés increpó al árbitro Massimo Busacca. Tiene razón Wenger. Van Persie no debió ver una segunda amarilla por seguir una jugada y dar una patada a un balón, ya sea de manera cnsciente o inconsciente. No debió echar del campo al delantero holandés y desequilibrar tanto un partido que ya lo estaba por una superioridad aplastante de los culés. Pero no debiera Wenger escudarse en una anécdota. Porque es muy probable que hubieran perdido igual. Y porque es de recibo decir que Messi fue derribado al comienzo del partido dentro del área y que Busacca se lo comió. Es decir, que el árbitro estuvo nefasto, que se le fue el partido de las manos y que la lió.

¿Y Cesc? Pues había morbo por ver al catalán regresando a su "casa". Pasó inadvertido, como todo su equipo. Sólo se le recordó en el cambio, donde por cierto no fue precisamente aplaudido. Decepcionante actuación del capitán gunner, que desperdició una gran oportunidad de demostrar todo lo que vale. Y qué mejor escenario que el Camp Nou. Dicen que quiere volver al Barça y que el Barça quire que vuelva. El Madrid anda al acecho. En Barcelona, Cesc sería un lujo, un broche de oro, uno más. En el Bernabéu, sería una necesidad, una pieza fundamental, el referente. Pero el corazón tiene razones que la cabeza no entiende, como se suele decir.

Cesc será carne de portada en verano. Mientras tanto, el Arsenal deberá pelearle la Premier al ManU. Tiempo no les va a faltar. Y es que es lo que tiene venir de visita a Barcelona, que vienes con ilusiones y acabas viendo la Champions por la tele.

Dani Medina